Washington intensifica presión comercial

Trump amenaza con renegociar o cancelar el T-MEC y excluye a México de reuniones clave

Washington

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a encender las alarmas sobre la estabilidad comercial de América del Norte al declarar este martes que el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) “no ha sido respetado” y anticipó que “muy pronto” será renegociado o cancelado. Lo hizo desde la Casa Blanca, durante una reunión en el Despacho Oval con el primer ministro canadiense Mark Carney, en una postal que resalta más por la ausencia de México que por su contenido diplomático.

“Ha sido muy efectivo y sigue siendo muy efectivo, pero la gente tiene que respetarlo. Y eso ha sido un problema”, dijo Trump con tono tajante, dejando en claro que sus socios comerciales no han cumplido con el espíritu del acuerdo firmado en 2018.

Aunque el T-MEC sigue vigente y debe ser revisado obligatoriamente en 2026, las palabras de Trump anticipan un proceso de renegociación anticipado, impulsado unilateralmente desde Washington. Mientras tanto, Canadá ya ha enviado a su primer ministro a la Sala Oval. México, a pesar de ser el principal socio comercial de EE.UU., sigue sin recibir invitación oficial para una reunión bilateral de alto nivel en la Casa Blanca.

¿Por qué Claudia Sheinbaum aún no ha sido invitada?

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha mantenido comunicación telefónica con Trump en al menos dos ocasiones desde su regreso a la Casa Blanca, pero aún no ha pisado Washington ni ha sido recibida en el Despacho Oval, como sí lo han hecho ya líderes de otras naciones, incluidos Canadá y El Salvador.

La omisión empieza a levantar sospechas en círculos diplomáticos y empresariales: ¿Acaso la relación entre México y Estados Unidos no es tan fluida como se quiere aparentar? ¿Es esta una forma de presión indirecta por parte de Trump ante las decisiones comerciales, energéticas y judiciales del gobierno mexicano?

Mientras Canadá ha adoptado una postura más firme y directa para enfrentar los aranceles estadounidenses, México ha optado por una actitud más conciliadora. La respuesta de Trump ha sido contundente: invitación al primer ministro canadiense y ninguneo diplomático hacia la mandataria mexicana.

Aranceles, medicamentos y cine: la nueva ofensiva comercial

Trump también anunció que implementará un arancel del 100% a todas las películas extranjeras, medida que podría afectar la dinámica cultural e incluso disuadir a visitantes internacionales de acudir a Estados Unidos. Este nuevo arancel se suma a otros ya vigentes del 25% sobre acero, aluminio y autopartes mexicanas.

La suma de medidas proteccionistas ha comenzado a afectar el turismo, la inversión extranjera y las cadenas de valor que han sostenido la competitividad de Norteamérica en las últimas décadas.

“El TMEC fue un paso positivo respecto al TLCAN, pero sigue siendo un acuerdo de transición”, remató Trump. Una frase que pinta un futuro incierto para la integración económica de América del Norte.

Diálogo con China: mientras a México se le ignora, Washington busca desescalar con Pekín

En paralelo, el secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, confirmó que este fin de semana se reunirá en Suiza con su contraparte china en un intento por desescalar la guerra comercial entre ambas potencias. La reunión, adelantada por Trump, no apunta aún a un gran acuerdo, pero sí busca establecer las bases para futuras negociaciones.

“Queremos un acuerdo justo, no un desacople”, dijo Bessent. El mensaje es claro: Estados Unidos sí está dispuesto a hablar con sus adversarios comerciales, pero no con todos sus aliados.

Un futuro incierto para la diplomacia comercial

El momento geopolítico es delicado. México y Estados Unidos comparten una relación económica vital, pero los gestos diplomáticos importan, y la falta de una invitación oficial a la presidenta mexicana empieza a marcar distancia política, aunque los discursos públicos quieran disfrazarlo de normalidad.

En los próximos meses, el destino del T-MEC, las relaciones bilaterales y el clima de negocios en Norteamérica estarán condicionados no solo por los textos de los tratados, sino por el lenguaje corporal de sus líderes. Y hoy, ese lenguaje está enviando una señal clara: México está en la fila de espera.