Por Aranceles Automotrices refuerzan operaciones en México

Las armadoras Nissan y Stellantis informaron que suspenderán temporalmente los envíos de vehículos hacia Estados Unidos

Ciudad de México.

A pesar de la incertidumbre que se cierne sobre el comercio internacional por los aranceles impuestos por el presidente Donald Trump, algunas de las automotrices más grandes del mundo han reafirmado –al menos de palabra– su compromiso con México. El pasado viernes, se anunciaron inversiones millonarias en el país, particularmente enfocadas en la producción de vehículos eléctricos, incluso cuando los envíos a Estados Unidos están siendo suspendidos.

La pregunta que flota en el aire es inevitable: ¿estas empresas realmente están apostando en México como centro de producción a largo plazo o simplemente están ganando tiempo mientras reorganizan sus estrategias para cruzar de nuevo la frontera… pero ahora sin costos arancelarios?

Stellantis y Nissan detienen envíos a EE.UU., pero refuerzan plantas mexicanas

Las armadoras Nissan y Stellantis informaron este viernes que suspenderán temporalmente los envíos de vehículos hacia Estados Unidos, debido a la entrada en vigor de un arancel del 25% a los autos producidos fuera del territorio estadounidense que no cumplan estrictamente con las reglas del T-MEC. La medida afecta directamente a los modelos Infiniti QX50 y QX55 de Nissan, ensamblados en la planta COMPAS de Aguascalientes.

Ambas compañías dijeron mantener su producción en México para otros mercados, incluyendo Canadá y el propio consumo interno, y anunciaron además una ampliación en sus operaciones locales. Nissan, por ejemplo, descartó recortes en sus plantas de EE.UU., pero sí pausó los nuevos pedidos de modelos producidos en México. Stellantis, por su parte, informó que buscará fortalecer su posición financiera en el país con una inversión estratégica en STM Financial, filial de Grupo Financiero Inbursa, para expandir sus servicios financieros.

En total, se proyectan inversiones que podrían superar los 500 millones de dólares en estados como Nuevo León y Querétaro, enfocadas principalmente en la transición hacia vehículos eléctricos.

¿Confianza en México o jugada táctica?

Aunque en los discursos se habla de «confianza en el mercado mexicano», no deja de generar dudas el hecho de que las automotrices estén paralizando envíos al principal mercado del mundo: Estados Unidos. En el entorno global actual, donde cada empresa compite ferozmente por mayor cuota de mercado, es difícil pensar que puedan resistir por mucho tiempo fuera del radar estadounidense.

Estados Unidos sigue siendo el mayor consumidor de autos del planeta. Y si los aranceles continúan o incluso se intensifican, como lo ha prometido Trump, ¿no sería más lógico –desde una perspectiva empresarial– mover la producción directamente a territorio estadounidense?

Una apuesta con reloj en mano

El mensaje oficial es claro: las empresas se quedan en México. Pero en los pasillos del sector automotriz se comenta otra cosa: que esta decisión es temporal y que muchas firmas ya analizan seriamente trasladar parte de sus líneas de producción al norte para evitar los nuevos costos impositivos.

La presión es real y el reloj ya corre. Cada día que pasa sin acceso libre al mercado estadounidense representa una pérdida de competitividad frente a fabricantes asiáticos o europeos que ya tienen operación directa dentro de EE.UU. Es verdad, el nearshoring trajo una ola de inversión a México, pero ¿se sostendrá si el mercado estadounidense se cierra?

Por ahora, México se mantiene en el juego. Pero los movimientos estratégicos de Nissan, Stellantis y otras marcas podrían ser sólo una pausa táctica antes del próximo gran salto… que quizá no tenga como destino final a Querétaro o Aguascalientes, sino a Tennessee o Texas.