Washington, D.C.
En un giro que amenaza con fragmentar aún más el orden económico internacional, el presidente estadounidense Donald Trump intensificó su agenda proteccionista al anunciar el aumento de los aranceles al acero y aluminio del 25 % al 50 %, justo en medio del estancamiento de las negociaciones comerciales con China.
La medida, que entrará en vigor el próximo 4 de junio, forma parte de una estrategia más amplia de desvinculación económica —o «decoupling»— que, según analistas internacionales, podría reconfigurar las cadenas de suministro globales, alterar flujos comerciales históricos y profundizar las fricciones entre los dos gigantes geopolíticos del siglo XXI: Estados Unidos y China.
🇺🇸 La “cuarta palabra favorita” de Trump: arancel
Durante un evento en Pittsburgh ante trabajadores del acero, Trump no escatimó en populismo económico. Aseguró que el alza en los aranceles «es una gran sacudida de buenas noticias» para la industria nacional, y en su habitual tono provocador, afirmó que “la palabra arancel” ocupa el cuarto lugar en su lista de favoritas, solo por debajo de “Dios, esposa y familia”.
El impacto de estas medidas ya se refleja en los indicadores económicos. Según datos preliminares del Buró del Censo de EE.UU., las importaciones de bienes cayeron un 20 % en abril, lo que supone una disminución de más de 68 mil millones de dólares frente a marzo. Este desplome —producto directo de la política arancelaria— afecta directamente a países exportadores como México, que dependen en gran parte del dinamismo comercial con EE.UU.
🧱 Negociaciones con China: otro fracaso diplomático
A inicios de mes, todo indicaba que Washington y Pekín buscaban enfriar las tensiones con una reducción mutua de aranceles. Sin embargo, Trump volvió a romper la baraja, acusando a China de violar el acuerdo sin detallar las razones. Funcionarios de su administración sostienen que las empresas chinas siguen recibiendo subsidios estatales ocultos, lo que violaría los términos del pacto.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, advirtió desde el foro de Shangri-La en Singapur que EE.UU. no permitirá ser desplazado del Indo-Pacífico, dejando claro que el enfrentamiento con China va más allá de lo comercial: es una disputa de hegemonía global.
🧮 Balance comercial: menos déficit, pero a qué costo
Las exportaciones estadounidenses crecieron ligeramente, y el déficit comercial de abril se redujo casi un 46 % en comparación con marzo. Pero ese ajuste se debe más a la contracción de importaciones que al dinamismo exportador, lo cual genera un espejismo económico.
El modelo que Trump impulsa genera un reordenamiento del comercio basado en bloqueos bilaterales, subsidios cruzados y medidas recíprocas. En este contexto, la globalización pierde tracción y la economía se regionaliza. Para México, esto plantea oportunidades —como relocalizar cadenas productivas— pero también riesgos estructurales ante un socio impredecible.
🇲🇽 ¿Qué implica para México?
- Empresas exportadoras mexicanas enfrentan un entorno volátil. Si bien el nearshoring avanza, la incertidumbre por decisiones unilaterales como las de Trump dificulta la planeación y pone en jaque las inversiones.
- El acuerdo comercial con China estancado debilita el entorno global, y los insumos industriales mexicanos (sobre todo en manufactura) podrían verse encarecidos o restringidos.
- La caída de importaciones estadounidenses podría afectar a sectores clave del país: automotriz, maquinaria, electrónicos y agroexportación.
- México debe reforzar su diplomacia económica y apostar por diversificar mercados, especialmente en Asia y Sudamérica, para no depender exclusivamente del vaivén electoral y comercial de EE.UU.
🧭 ¿La nueva era del proteccionismo global?
La estrategia de Trump —defendida como “America First”— parece haber entrado en una fase de endurecimiento sin retorno. La guerra comercial ya no es amenaza; es realidad.
El mensaje es claro: la economía global se está reconfigurando hacia un mundo de bloques, y las reglas del comercio multilateral están siendo desplazadas por el músculo político y el interés nacional.
Para los empresarios, inversionistas y gobiernos, el momento exige lectura geopolítica, adaptación estratégica y velocidad de respuesta. México, como vecino inmediato, debe actuar con visión, inteligencia y autonomía.
“La globalización no ha muerto, pero ya no es universal. Se ha fragmentado… y quien no se adapte, quedará rezagado.” — Conclusión de The Economist sobre la política comercial de EE.UU., mayo 2025