Trump impone su ley: “América primero” vuelve a dominar la agenda económica global

El mensaje es claro: el acceso al mercado estadounidense ya no es libre, ahora tiene "cover".

Washington

La visión de negocios de Donald Trump se ha reinstalado con fuerza en el centro del poder global. En cuestión de días, el presidente estadounidense ha dejado clara su estrategia: si quieres entrar al mercado de Estados Unidos, debes pagar un precio. Aranceles, relocalización forzosa de operaciones y cuotas de acceso están marcando lo que ya muchos analistas internacionales denominan como la “nueva doctrina Trump”: un proteccionismo de alto impacto que redefine las reglas del comercio global, incluso con sus aliados.

Fusión condicionada: Nippon Steel deberá invertir en EE. UU.

Tras bloquear la compra total de U.S. Steel por parte del conglomerado japonés Nippon Steel, el mandatario republicano revirtió su decisión, pero bajo sus propios términos: la empresa japonesa podrá adquirir una participación limitada, siempre y cuando realice una inversión de al menos 14 mil millones de dólares en territorio estadounidense y mantenga la sede de U.S. Steel en Pittsburgh.

“Esta será una alianza planificada. Se crean empleos, se queda el control en casa y se respeta la soberanía industrial”, publicó Trump en Truth Social, subrayando su política de imponer “un peaje” a quien quiera hacer negocios con EE. UU., incluso a sus socios del G7.

Apple bajo presión: fabricar en EE. UU. O pagar el 25% de arancel

Apple tampoco escapó del enfoque transaccional del presidente. Trump advirtió públicamente a Tim Cook, CEO de la empresa, que si no traslada sus operaciones de ensamblaje desde India a Estados Unidos, enfrentará un arancel del 25% a partir de junio. La amenaza se extendería a otros fabricantes tecnológicos como Samsung.

“Si van a vender aquí, quiero que fabriquen aquí”, sentenció Trump, en una reafirmación de su narrativa nacionalista, ahora convertida en política económica vinculante. El mensaje es claro: el acceso al mercado estadounidense ya no es libre, ahora tiene «cover».

La UE en la mira: amenaza de aranceles del 50%

En un nuevo episodio de tensiones transatlánticas, Trump amenazó con imponer aranceles del 50% a los productos europeos a partir del 1 de junio, al considerar que las negociaciones comerciales con Bruselas “no están dando frutos”.

La advertencia sacudió a los mercados europeos: las principales bolsas de Europa cayeron entre un 2 y un 2.4% y el índice Euro Stoxx50 perdió más del 2.1%. Los bancos fueron los más golpeados: BBVA, Santander y Caixabank registraron desplomes superiores al 4%.

Aunque Trump dejó abierta la puerta al diálogo —“Si producen aquí, no hay arancel”, dijo—, el tono fue inequívoco: Estados Unidos será el árbitro único de su política comercial, sin importar alianzas ni tratados.

Golpe a México y América Latina: impuesto a remesas en marcha

Mientras tanto, en el Congreso estadounidense, avanza la iniciativa de Trump para imponer un impuesto del 5% a las remesas enviadas desde Estados Unidos, una medida que afectaría especialmente a México, segundo mayor receptor de estos envíos a nivel mundial.

La propuesta, parte del plan fiscal republicano, no solo golpea el ingreso de millones de familias mexicanas, sino que también afecta directamente al equilibrio macroeconómico de varios países de Centroamérica, donde las remesas representan hasta el 25% del PIB.

Según BBVA México, el costo de enviar 350 dólares pasaría de 6 a 23.5 dólares, una carga severa para los migrantes y para las economías receptoras.

¿Y México? Entre advertencias y vulnerabilidad

Aunque el gobierno mexicano aún no se pronuncia oficialmente sobre estas medidas, el contexto es alarmante. Las señales son claras: Trump no distingue entre amigos y enemigos, ni entre socios comerciales y adversarios. La amenaza a la UE debe servir como advertencia.

Como dice el dicho: si ves a tu vecino cortarse la barba, pon la tuya a remojar.

En este nuevo tablero, México debe estar atento. Las renegociaciones del T-MEC, el contenido regional en autos, los impuestos a las remesas y el posible regreso de aranceles a productos clave como el acero y el aguacate podrían convertirse en moneda de cambio bajo esta lógica de “pago por acceso”.

¿Cooperación o imposición?

Lejos de mostrar un entorno multilateral, lo que emerge es una visión transaccional y unilateral del comercio internacional. Trump habla con tono de CEO, no de presidente: quien quiera vender en Estados Unidos, debe invertir, relocalizar o pagar aranceles. Y si no, queda fuera.

Para países como México, esto plantea una disyuntiva: adaptarse rápidamente o enfrentar las consecuencias. La respuesta no puede ser solo reactiva, sino estratégica.

La era del libre comercio irrestricto parece haber terminado. Lo que Trump ofrece ahora es un mercado de acceso condicionado, donde cada país debe ganarse su lugar. La pregunta que queda es: ¿está México listo para jugar bajo esas reglas?

Con información de la Agencia EFE.