Trump endurece el acceso a EE.UU.: visado de 100 mil dólares y “tarjeta dorada” de un millón, ¿mensaje previo a la renegociación del T-MEC?

Washington combina estrategia migratoria y guerra contra el crimen organizado como parte de su tablero geopolítico: mientras otros juegan damas chinas, Trump juega ajedrez con Rusia y China

Washington, D.C.

La administración de Donald Trump volvió a mover las piezas en el tablero global con un doble anuncio que impacta tanto en el frente migratorio como en la seguridad regional. El presidente de Estados Unidos confirmó que las visas H1-B para profesionales altamente cualificados costarán ahora 100.000 dólares anuales, mientras que una nueva “tarjeta dorada” permitirá el acceso acelerado al país a cambio de un pago mínimo de un millón de dólares.

Esta política busca, según la Casa Blanca, “proteger al trabajador estadounidense” y enviar un mensaje claro a las empresas tecnológicas y multinacionales: si quieren talento extranjero, tendrán que pagar un precio elevado, tanto en salario como en contribución directa al Tesoro.

“El objetivo es que las grandes compañías capaciten a recién graduados de universidades estadounidenses, no a extranjeros”, afirmó Howard Lutnick, secretario de Comercio, quien anticipó que el programa podría recaudar más de 100.000 millones de dólares, destinados a recortes fiscales y a reducir la deuda pública.

Seguridad y presión regional

En paralelo, Trump confirmó un nuevo ataque militar contra una embarcación vinculada al narcotráfico en el Caribe, con un saldo de tres presuntos criminales muertos. Con ello, suman cuatro operaciones similares desde agosto, en las que Estados Unidos ha destruido embarcaciones atribuidas a redes criminales que operan en aguas próximas a Venezuela.

El mensaje es claro: la administración republicana endurece simultáneamente las reglas de acceso a su territorio y la persecución del crimen organizado en todo el continente, reforzando la narrativa de seguridad nacional como herramienta de presión política y comercial.

Un aviso de cara al T-MEC

El giro en materia de visados ocurre en un momento clave: México ya lanzó sus consultas públicas para la inminente renegociación del T-MEC, y apenas esta semana los gobiernos de México y Canadá presentaron un plan de acción conjunto (2025-2028) para enfrentar el proceso en bloque.

Para analistas, esta nueva estrategia de Trump —que combina visas costosas, aranceles y operaciones militares contra el crimen organizado— no es casualidad. Se interpreta como un anticipo de la postura que Washington adoptará en las mesas de negociación: quien quiera comerciar, invertir o incluso visitar Estados Unidos, deberá pagar el precio que dicte la Casa Blanca.

El tablero mundial: una partida distinta

Mientras otros actores globales “juegan damas chinas” en la diplomacia multilateral, Trump parece dispuesto a “jugar ajedrez” con Rusia y China en el mismo tablero, pero con reglas distintas. En esta lógica, el costo de entrada —ya sea mediante aranceles, visas premium o concesiones comerciales— se convierte en el nuevo mecanismo de poder estadounidense.

Impacto para México y Canadá

Para México y Canadá, socios estratégicos en la región, la medida representa un doble reto:

  • En lo económico, el encarecimiento de la movilidad profesional puede afectar a empresas binacionales que dependen de talento especializado.
  • En lo político, la presión estadounidense sobre seguridad y crimen organizado puede trasladarse a la agenda del T-MEC, obligando a los socios a reforzar compromisos en vigilancia, control fronterizo y cooperación judicial.

De fondo, la estrategia de Trump envía una advertencia: América del Norte seguirá siendo competitiva, pero bajo reglas que se definen en Washington. Y en este nuevo tablero, cada movimiento tiene un precio.