Ciudad de México.
La incertidumbre económica se cierne sobre México mientras el país aguarda la publicación oficial de los nuevos aranceles anunciados por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. En este escenario de alta tensión, el Secretario de Economía, Marcelo Ebrard, ha redoblado esfuerzos, manteniendo reuniones estratégicas con senadores y diversos grupos de interés para blindar la posición de México frente a lo que podría ser un nuevo capítulo de presión comercial.
Ebrard ha señalado que, aunque los aranceles a vehículos pesados y productos farmacéuticos, entre otros, ya han sido anunciados, México esperará su publicación oficial para fijar una postura. Esta cautela subraya la complejidad de la situación y la necesidad de entender los detalles específicos de cada medida. La comunicación con el Secretario de Comercio estadounidense, Howerd Lutnick, es constante, aunque, como el propio Ebrard reconoció, «a veces no lo tienen claro ni las áreas técnicas» de Estados Unidos.
El T-MEC Bajo la Sombra de la Negociación Trumpista
Las reuniones del Secretario Ebrard con las comisiones de Economía y de Seguimiento a la revisión e implementación del T-MEC en el Senado no son casualidad. Se abordó el estado de las negociaciones comerciales y el inicio de consultas internas rumbo a la revisión del tratado en 2026. Ebrard destacó que el 85% del comercio con EE. UU. está libre de aranceles, lo que, en teoría, coloca a México en una posición ventajosa frente a otros países. Sin embargo, la historia reciente con la administración Trump ha demostrado que la lógica económica puede ceder ante la política de fuerza.
La situación actual evoca la conocida estrategia de Donald Trump, quien, como se ha observado en el ámbito geopolítico, no duda en utilizar tanto la fuerza militar como la económica –a través de aranceles y sanciones– para doblegar a las naciones con las que negocia. México, en este contexto, se encuentra a la espera de que Trump «le tire línea», es decir, defina la magnitud y el alcance de las medidas arancelarias que podrían impactar directamente en su economía.
- Aranceles como Arma Económica: La imposición de aranceles a sectores clave como el automotriz o farmacéutico elevaría los costos de exportación, reduciría la competitividad de los productos mexicanos y podría generar una contracción en la producción y el empleo.
- Incertidumbre Regulatoria: La amenaza constante de aranceles crea un ambiente de imprevisibilidad que desincentiva la Inversión Extranjera Directa (IED) y la expansión de empresas ya establecidas en México, afectando la planeación a largo plazo.
- Revisión Bilateral del T-MEC: La declaración del representante comercial estadounidense, Jamieson Greer, sobre negociaciones «probablemente» bilaterales para la revisión del T-MEC en 2026, sugiere una estrategia de dividir para reinar, donde México podría enfrentar presiones individuales sin el contrapeso de Canadá.
Blindaje Nacional y Defensa de la Industria
Ante este panorama, la Secretaría de Economía trabaja de la mano con legisladores de todas las fuerzas políticas para fortalecer la posición de México. El subsecretario de Comercio Exterior, Luis Rosendo Gutiérrez, también se reunió con diputados, destacando la necesidad de proteger al sector automotriz y los empleos que genera, así como fortalecer el mercado interno y asegurar que el comercio internacional beneficie a los trabajadores.
Un movimiento estratégico de México es la propuesta de imponer aranceles de hasta el 50% a más de 1,400 productos de países asiáticos, buscando fortalecer la industria nacional frente a un déficit comercial creciente. Esta medida, que ya ha provocado una investigación por parte de China, demuestra la disposición de México a utilizar sus propias herramientas comerciales para defender sus intereses.
Asimismo, la revisión «una a una» del padrón de empresas IMMEX, ante la detección de irregularidades, busca asegurar la integridad del programa y evitar prácticas desleales. Estas acciones reflejan un esfuerzo por blindar la economía mexicana y prepararla para los desafíos que impone una política comercial global cada vez más volátil.
El sector empresarial y los inversionistas, tanto en México como en Estados Unidos, seguirán de cerca cada movimiento de la administración Trump y la respuesta de México. La capacidad del país para navegar estas aguas turbulentas definirá no solo su futuro económico, sino también su rol en el nuevo orden comercial global.