Puertos estratégicos: México redefine su comercio global en un juego de alto riesgo

La modernización portuaria equilibra los intereses de China y EE. UU., pero aumenta la presión sobre México en su relación comercial tripartita.

Ciudad de México

El Gobierno de México anunció inversiones históricas de 32 mil 875 millones de pesos para modernizar seis puertos estratégicos: Ensenada, Manzanillo, Lázaro Cárdenas, Acapulco, Veracruz y Progreso. Esta ambiciosa estrategia busca posicionar al país como un nodo central del comercio internacional y fortalecer su infraestructura logística. Sin embargo, también plantea desafíos diplomáticos y comerciales, especialmente en el contexto de las crecientes tensiones entre sus dos principales socios comerciales: Estados Unidos y China.

Puertos: Motor del comercio interno y externo

La modernización portuaria es clave para potenciar la capacidad de recepción de mercancías y exportaciones, mejorando la competitividad mexicana en un mercado global cada vez más complejo. Entre los proyectos destacan:

  • Manzanillo y Nuevo Manzanillo: Con una inversión de 13 mil 598 millones de pesos, se construirán terminales para hidrocarburos y contenedores, posicionando a este puerto como un pilar clave en las rutas comerciales del Pacífico.
  • Lázaro Cárdenas: Duplica su capacidad para movilizar hasta 8 mil 200 millones de TEUs anuales, consolidando su papel como puerta de acceso para mercancías internacionales.
  • Puerto Progreso: Su modernización busca convertirlo en el puerto más importante de la península de Yucatán, ampliando su capacidad para graneles, gas y astilleros.

El impacto no solo será logístico; las Administraciones del Sistema Portuario Nacional (ASIPONA) proyectan incrementos significativos en recaudación aduanera y captación de recursos, con beneficios directos para el comercio interno y la economía local.

El papel del Corredor Interoceánico

El Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, con un avance del 58.5%, será un enlace estratégico entre el Pacífico y el Atlántico, permitiendo que las mercancías crucen de Salina Cruz a Coatzacoalcos en tiempos reducidos. Este proyecto incluye la integración con el Tren Maya y 12 Polos de Desarrollo para el Bienestar, que buscan atraer inversiones privadas mientras garantizan el acceso a servicios básicos para los trabajadores de las zonas.

Una apuesta diplomática: Entre China y EE. UU.

La modernización portuaria no solo responde a una necesidad logística, sino también a la creciente influencia de China en el comercio global. El puerto de Manzanillo, en particular, se ha convertido en un punto neurálgico para el comercio asiático. La percepción de que hay inversión china en este puerto estratégico ha llamado la atención de Estados Unidos, que sigue de cerca cualquier movimiento que incremente la presencia del gigante asiático en el hemisferio occidental.

El reto para México es mantener un delicado equilibrio. Por un lado, debe atraer inversiones chinas para fortalecer su infraestructura; por otro, necesita mantener su relación comercial prioritaria con Estados Unidos en el marco del T-MEC. Este juego de malabares es una apuesta riesgosa, pero podría posicionar a México como un mediador clave en el comercio global.

¿Una jugada maestra o un riesgo calculado?

Para los empresarios mexicanos, esta modernización representa una oportunidad única para fortalecer las cadenas de suministro y ampliar los mercados de exportación. Sin embargo, también podría incrementar la presión regulatoria y arancelaria de Estados Unidos, especialmente si percibe una inclinación excesiva hacia China.

La clave estará en garantizar que esta estrategia sirva para diversificar el comercio exterior de México, en lugar de profundizar las tensiones diplomáticas. Con una infraestructura portuaria moderna, México tiene el potencial de convertirse en un puente logístico entre las principales potencias económicas del mundo, siempre y cuando se mantenga hábil en la diplomacia comercial y política.

En un mundo donde el comercio define la política, México apuesta por fortalecer sus puertos como pilares del crecimiento económico y de su influencia global. La pregunta ahora es si podrá sortear los retos geopolíticos que acompañan a esta transformación.