Pre-criterios 2026: Crecimiento modesto y ajuste fiscal gradual en medio de un entorno incierto

El énfasis en gasto corriente por encima de gasto en inversión podría comprometer la productividad a largo plazo

Ciudad de México.

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) presentó los Precriterios Generales de Política Económica para 2026, marcando una ruta de consolidación fiscal gradual tras el cierre de un sexenio con altos niveles de gasto público. El documento anticipa una recuperación económica sostenida pero modesta, con un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) proyectado entre 1.5% y 2.5% para 2026, en línea con el estimado de 1.5% a 2.3% para 2025. Sin embargo, detrás de este optimismo oficial se ocultan riesgos estructurales y supuestos que ameritan una revisión crítica.

Crecimiento económico: expectativas contenidas

El gobierno federal apuesta por una economía impulsada por el consumo interno, los programas sociales y la inversión en infraestructura, tanto pública como privada. En los pronósticos oficiales, el Nearshoring, los “Polos de Desarrollo para el Bienestar” y proyectos como el Corredor Interoceánico serán claves para dinamizar la inversión y el empleo.

No obstante, la revisión a la baja en el crecimiento esperado para 2025 —que anteriormente se proyectaba por encima del 2.5%— refleja una menor tracción económica de lo anticipado. Factores como la desaceleración en la inversión residencial, los efectos persistentes de choques de oferta y la incertidumbre comercial derivada del contexto electoral en Estados Unidos han comenzado a cobrar factura. La expansión proyectada, aunque positiva, sigue lejos del potencial económico que permitiría revertir décadas de bajo crecimiento estructural.

Inflación bajo control, pero con riesgos

Para 2026, la inflación general se estima en 3.0%, dentro del objetivo del Banco de México, lo cual respalda la narrativa de estabilidad macroeconómica. Sin embargo, esta proyección supone una convergencia ordenada que podría verse alterada por presiones externas, como los precios internacionales de alimentos y energía, o por políticas internas expansivas durante la primera mitad del próximo sexenio.

El escenario de tasas de interés más bajas hacia 2026 favorecería el costo de la deuda pública y el crédito al consumo, pero suponer una normalización monetaria sin considerar riesgos globales como un repunte inflacionario en economías avanzadas es, cuando menos, arriesgado.

Consolidación fiscal: ajuste paulatino en puerta

Uno de los elementos más relevantes —y también más cuestionables— de los Precriterios es la trayectoria fiscal. Tras un 2024 con un déficit fiscal elevado (5.9% del PIB en los Requerimientos Financieros del Sector Público, RFSP), se plantea una reducción gradual: 3.9%-4.0% del PIB para 2025, y entre 3.2%-3.5% en 2026. Esto sugiere un esfuerzo por volver a una senda de sostenibilidad, aunque sin aplicar medidas drásticas de ajuste.

La deuda pública, que se mantendrá alrededor del 52.3% del PIB, aún se encuentra en niveles manejables, pero su estabilización depende de que se cumplan proyecciones de crecimiento e ingresos optimistas. A falta de una reforma fiscal profunda, la SHCP apuesta por una mejora en la eficiencia recaudatoria mediante tecnología digital y fiscalización.

En este sentido, la presión para el próximo gobierno será clara: contener el gasto, mantener el nivel de inversión y sostener los programas sociales sin deteriorar las finanzas públicas ni perder la confianza de los mercados.

Programas sociales y política contracíclica

La continuidad de los programas sociales, como pilar del gasto público y herramienta de política contracíclica, es destacada por Hacienda como un componente estabilizador. No obstante, la dependencia estructural del presupuesto federal a estos programas —sin una evaluación integral de su impacto económico ni esquemas de focalización más eficientes— limita el margen de maniobra fiscal en tiempos de crisis.

Además, el énfasis en gasto corriente por encima de gasto en inversión podría comprometer la productividad a largo plazo si no se reorientan recursos hacia infraestructura estratégica y educación.

Evaluación final: optimismo fiscal con fundamentos frágiles

El escenario planteado por la SHCP para 2025 y 2026 es, en apariencia, razonable: crecimiento moderado, inflación bajo control, y ajuste fiscal progresivo. Sin embargo, la confianza depositada en la estabilidad macroeconómica y la resiliencia del consumo interno parece ignorar señales de advertencia:

  • El crecimiento proyectado se mantiene por debajo del potencial requerido para cerrar brechas sociales y de productividad.
  • No se vislumbra una reforma fiscal que aumente la recaudación estructural.
  • Se subestima el impacto de una posible recesión o reconfiguración comercial en Estados Unidos.

En conclusión, si bien los Precriterios para 2026 muestran un esfuerzo técnico por mantener la narrativa de estabilidad, la realidad fiscal y económica del país exige un mayor sentido de urgencia y profundidad en las decisiones estructurales. La transición gubernamental será clave para definir si México opta por una consolidación sólida y sostenible o continúa en la lógica del gasto elevado con ingresos limitados.