Nissan tambalea globalmente, pero México sigue siendo su bastión

La marca japonesa recorta empleos y cierra plantas en varios países, pero México se mantiene como ancla estratégica, siempre que se resguarde el T-MEC

Ciudad de México.

La industria automotriz mexicana enfrenta una nueva amenaza: Nissan Motor Co. planea cerrar dos plantas en México, según reveló el diario japonés Yomiuri y retomado por Bloomberg. Esta medida formaría parte de una reestructuración global que incluye el cierre de siete fábricas, la eliminación de 20,000 empleos y una reducción de capacidad de producción de 3.5 a 2.5 millones de unidades anuales para 2027.

Aunque Nissan ha calificado estos reportes como “especulativos”, la posibilidad de perder operaciones manufactureras en territorio nacional enciende las alarmas en el sector empresarial y en la cadena de proveeduría automotriz mexicana.

Entre la incertidumbre global y el rendimiento mexicano

El anuncio llega en medio de un complejo entorno internacional para Nissan: pérdidas netas de 4,500 millones de dólares en el último ejercicio fiscal, caída de ventas en EE.UU. y China, deuda creciente y un portafolio de productos rezagado frente a sus competidores.

El nuevo CEO de la automotriz, Iván Espinosa, ha iniciado una reestructuración profunda tras el fracaso en los intentos de fusión con Honda. Como parte del ajuste, la compañía ha cancelado la construcción de una planta de baterías en Japón y busca ahora reforzar su presencia en mercados estratégicos.

Y ahí es donde México destaca por mérito propio.

México: un refugio estratégico para Nissan

Mientras otras operaciones enfrentan recortes, la filial mexicana de Nissan sigue siendo un punto brillante para la marca japonesa. Aquí, la empresa ha mantenido el liderazgo en ventas desde 2009, y cuenta con una participación de mercado cercana al 18%, con más de 85,000 vehículos vendidos tan solo en el primer cuatrimestre de 2025, según la AMDA.

El secreto está en una estrategia centrada en vehículos confiables, de bajo mantenimiento y precios accesibles, junto con una financiera propia que facilita el acceso al crédito para sus clientes, sin depender de intermediarios externos.

Además, las plantas mexicanas siguen recibiendo asignaciones clave, lo que las posiciona favorablemente frente a la ola de cierres globales. La planta de Aguascalientes ha sido designada para producir el nuevo Nissan Kicks de próxima generación (proyecto A1), mientras que la planta de CIVAC, en Morelos, ensamblará la NP300 con destino a Sudamérica, garantizando su operatividad en los próximos años.

La amenaza arancelaria de Trump

No obstante, la estabilidad de México en el mapa operativo de Nissan no está garantizada. Las tensiones comerciales con Estados Unidos, agravadas por los aranceles impulsados por el expresidente Donald Trump, representan un riesgo concreto.

Nissan estima que dichos aranceles afectarán 300,000 unidades exportadas desde México, con un impacto de más de 3,000 millones de dólares, solo en sus operaciones. Esto sin considerar el efecto dominó que se extendería a proveedores, distribuidores y empleos indirectos.

La firma japonesa no está sola. General Motors, Ford, Toyota y Mazda también han reportado impactos millonarios. Mientras tanto, la administración Trump parece suavizar sus relaciones con China y la Unión Europea, pero México sigue fuera de la tregua.

Lo que deben saber los empresarios

Para el sector empresarial y los inversionistas, el caso Nissan es un termómetro de las nuevas reglas del juego industrial global. Las decisiones corporativas ya no dependen solo de productividad o costos, sino de la capacidad de cada país para proteger sus tratados comerciales, garantizar estabilidad jurídica y responder diplomáticamente a los cambios geopolíticos.

Hoy, las plantas mexicanas de Nissan están activas y bien posicionadas, pero las señales de alerta deben tomarse en serio. En el mundo automotriz, la ausencia de nuevos proyectos para una planta suele ser preludio de su cierre. Por ahora, México ha recibido buenas noticias; el reto está en mantener ese flujo de inversiones en un entorno cada vez más proteccionista y cambiante.

Al cierre

Nissan atraviesa uno de sus mayores procesos de transformación global, y aunque los rumores de cierres en México aún no se confirman, las condiciones externas —particularmente las políticas arancelarias de EE.UU.— podrían inclinar la balanza. México debe apostar por reforzar el T-MEC, generar incentivos industriales y fortalecer su posicionamiento como plataforma confiable para exportar al mundo.

El desempeño de Nissan en México demuestra que el país puede ser un aliado estratégico incluso en los peores tiempos. Pero eso no basta: se necesita una estrategia empresarial, comercial y diplomática más proactiva, más firme y más inteligente si se quiere mantener el liderazgo automotriz.

Nota con información de Bloomberg, Expansión y Yomiuri.