Negar la crisis no es estrategia: México frente a un 2025 crítico

En un país que enfrenta desafíos monumentales en materia de seguridad y salud pública, la negación de una problemática evidente no solo es riesgosa, sino profundamente contraproducente.

Ciudad de México.

En un país que enfrenta desafíos monumentales en materia de seguridad y salud pública, la negación de una problemática evidente no solo es riesgosa, sino profundamente contraproducente. La reciente respuesta del Gobierno mexicano al reportaje de The New York Times, que documenta la supuesta fabricación de fentanilo en condiciones precarias en México, refleja una tendencia preocupante: desestimar las críticas y desacreditar las investigaciones en lugar de confrontar los hechos.

La presidenta Claudia Sheinbaum afirmó en su conferencia matutina que el artículo carece de sustento científico, destacando que las condiciones descritas no son viables para la producción del potente opioide sintético debido a su alta toxicidad. Según los expertos del IMSS-Bienestar y la Secretaría de Marina, fabricar fentanilo en un entorno doméstico resultaría letal en segundos para cualquier persona involucrada. Sin embargo, este énfasis en desmentir las condiciones técnicas no aborda el núcleo del problema: la creciente producción, tráfico y consumo de fentanilo que afecta tanto a México como a Estados Unidos.

La Negación y sus peligros

La estrategia de negar la realidad, ya sea para preservar una imagen o para evitar responsabilidades, puede resultar desastrosa. Al insistir en que no hay pruebas suficientes para sostener el reportaje, el Gobierno mexicano pierde de vista el panorama más amplio. La producción y el tráfico de fentanilo son realidades innegables que exigen respuestas contundentes, no declaraciones evasivas.

Además, esta postura choca con un contexto internacional complicado. En menos de 20 días, Donald Trump asumirá nuevamente la presidencia de Estados Unidos, y su amenaza de designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas cuelga sobre México como la proverbial espada de Damocles. Esta declaración conlleva implicaciones graves, incluida la posibilidad de una «invasión suave» o acciones unilaterales en territorio mexicano bajo el pretexto de combatir el narcotráfico.

La cooperación como única vía

Frente a esta inminente presión, la alternativa más sensata para México es abandonar el discurso de negación y abrazar una estrategia de cooperación bilateral. La creación de sistemas conjuntos de inteligencia, operaciones coordinadas y medidas binacionales para frenar la producción y distribución del fentanilo puede beneficiar a ambas naciones. La negación, en cambio, solo fortalecerá las críticas externas y podría aislar aún más al país en la arena internacional.

¿Qué está en juego?

A ningún gobierno le gusta la crítica, especialmente cuando se trata de temas tan sensibles como la seguridad nacional. Sin embargo, desestimar las investigaciones externas y centrar el discurso en desacreditar a medios internacionales podría tener consecuencias devastadoras para México. Más aún, con un vecino que, bajo el liderazgo de Trump, ha dejado claro que no tolerará lo que percibe como inacción en temas de migración y narcotráfico.

Un futuro incierto

México enfrenta un 2025 cargado de incertidumbre. La cooperación internacional, especialmente con Estados Unidos, será crucial para abordar los retos del narcotráfico y la seguridad. Pero para que esta cooperación sea efectiva, el país debe reconocer sus realidades, confrontarlas con acciones firmes y construir confianza tanto dentro como fuera de sus fronteras. Negar la crisis no es una estrategia, es un error que México no puede permitirse.

La espada de Damocles sigue pendiendo, y la única manera de evitar su caída es mediante un enfoque proactivo y coordinado que priorice el bienestar de la población y enfrente, sin subterfugios, las amenazas que acechan al país.