Ciudad de México.
A pesar de que los aranceles estadounidenses sobre el acero, aluminio y automóviles siguen golpeando al sector productivo mexicano, la más reciente llamada entre la presidenta Claudia Sheinbaum y su homólogo estadounidense, Donald Trump, no logró avances significativos. El resultado: ningún acuerdo, ninguna tregua, y la amenaza comercial continúa latente.
Según detalló la mandataria en su conferencia matutina desde Palacio Nacional, la conversación —la quinta entre ambos líderes desde que Trump regresó a la Casa Blanca— giró en torno a los argumentos técnicos y comerciales para eliminar los aranceles que hoy afectan la competitividad de México. Se insistió en que México es deficitario en acero y aluminio, y que la lógica del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) debería garantizar el libre comercio en estos sectores.
La presidenta también propuso que, fuera del T-MEC, cualquier discusión se ciña a los lineamientos de la cláusula de “nación más favorecida” de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Pero más allá del protocolo, no hubo señales de alivio para la industria nacional, ni para los inversionistas que ven con creciente preocupación la parálisis comercial entre ambos países.
El elefante en la llamada: el spot antiinmigrante
Un elemento que llamó poderosamente la atención fue que durante la llamada con Trump no se abordó —al menos públicamente— el tema del anuncio antiinmigrante financiado por EE. UU. y transmitido en medios mexicanos, un hecho que causó indignación en amplios sectores sociales y políticos.
¿No era ese el momento para una firme postura diplomática?, ¿por qué el silencio ante un mensaje abiertamente discriminatorio que cruzó nuestras pantallas? ¿Lo sabía el gobierno mexicano y lo omitió deliberadamente, o peor aún, no lo sabía?
Más tarde, la mandataria anunció que enviará una propuesta para prohibir la transmisión de propaganda extranjera con contenido discriminatorio, aunque sin detallar sanciones ni responsabilidades específicas. Una reacción tardía, y para muchos, insuficiente.
Ventanilla Digital: ¿la apuesta correcta en tiempos inciertos?
En paralelo a estas tensiones, Sheinbaum presentó una de sus apuestas más ambiciosas para atraer inversión: la Ventanilla Digital Nacional de Inversiones, con la que busca reducir en un 50 % los trámites, tiempos y requisitos para establecer negocios en México.
A través de una nueva Ley Nacional para Eliminar Trámites Burocráticos y Corrupción, se plantea digitalizar y homologar procesos en todos los niveles de gobierno. Si bien el objetivo es loable, queda por ver si esta estrategia estructural puede contrarrestar la incertidumbre provocada por los conflictos comerciales con EE. UU. y la creciente presión fiscal y regulatoria interna.
Expertos consultados por ENCLAVE consideran que esta ventanilla podría dar un respiro si logra implementarse eficientemente. No obstante, alertan que sin certidumbre política ni estabilidad comercial, ni el trámite más simplificado será suficiente para atraer nuevas inversiones.
Un respiro en la Bolsa… por ahora
Mientras tanto, la Bolsa Mexicana de Valores cerró con un repunte del 1.4 %, en una jornada marcada por el nerviosismo en Wall Street debido a los ataques del presidente Trump contra el titular de la Reserva Federal, Jerome Powell, a quien calificó de “gran perdedor” por no reducir las tasas de interés. Aunque se trata de un movimiento positivo en el mercado bursátil nacional, los inversionistas siguen atentos al devenir de la guerra comercial global que el mismo Trump ha reactivado sin tapujos.
Una estrategia bajo fuego
Con tres aranceles activos contra México y un cuarto pendiente de aplicarse en julio —esta vez contra las exportaciones de tomate— la presión sobre la economía mexicana no da tregua. El discurso optimista de la digitalización de trámites choca con una realidad donde la inversión extranjera directa ya muestra signos de enfriamiento, como lo reflejó recientemente la caída de México al último lugar del Índice de Confianza de Inversión Extranjera Directa de Kearney.
Mientras la presidenta mexicana insiste en que “la comunicación sigue abierta” con Trump, los empresarios siguen esperando algo más que buena voluntad: necesitan resultados, certidumbre y liderazgo que defienda el interés nacional en todos los frentes. Y no, el silencio frente a anuncios xenófobos no es liderazgo.
La diplomacia no puede seguir dependiendo de los silencios. En una guerra de tarifas, el que no habla, pierde.