Ciudad de México
El motor silencioso de millones de hogares mexicanos se está deteniendo. Las remesas, fuente vital de ingreso para millones de familias y pilar del consumo nacional, cayeron en junio un 16.2%, su peor desplome desde septiembre de 2012, según cifras del Banco de México. La caída, que representa una pérdida de más de 1,750 millones de dólares en comparación con el primer semestre de 2024, pone en jaque a la economía nacional, ya golpeada por los aranceles unilaterales de Donald Trump y una diplomacia mexicana sin resultados tangibles.
El triple golpe: aranceles, redadas e impuesto a las remesas
La contracción remesera no es fortuita. Se da en un contexto explosivo: redadas migratorias más agresivas en EE.UU., un impuesto del 1% impuesto a todas las remesas por orden ejecutiva de Trump y la entrada en vigor de aranceles punitivos a diversos sectores, incluido el alimentario, el automotriz y el metalúrgico.
“Este desplome no es coyuntural: es sistémico, calculado, y altamente lesivo para México. El impuesto a las remesas es, en términos prácticos, un castigo a la pobreza migrante que financia buena parte de la economía informal mexicana”, alerta un analista financiero del sector bancario en Nueva York.
Tan solo en junio, se enviaron 12.7 millones de operaciones, un 14.3% menos que el mismo mes del año pasado, y el promedio por envío cayó a 409 dólares, marcando una contracción alarmante de la capacidad de los migrantes para sostener financieramente a sus familias.
Una economía en riesgo de asfixia
Las remesas representan casi el 4% del PIB mexicano, y México es el segundo país del mundo que más remesas recibe, sólo detrás de India. Por eso, el golpe no es menor: menor flujo de dólares significa menor consumo, menor actividad económica, menos liquidez en zonas rurales y urbanas populares.
La caída de 5.6% acumulada en el primer semestre de 2025 representa un retroceso en la única línea de ingresos que, durante más de una década, solo había crecido. Tras 11 años de aumentos y el récord histórico de $64,745 millones en 2024, la tendencia se ha quebrado de forma abrupta.
El «acuerdo» de los 90 días: prórroga o patada al bote
A pesar del hundimiento financiero que ya se está reflejando, la narrativa oficial celebra una prórroga de 90 días antes de la entrada en vigor de nuevos aranceles del 30%. Ni la presidenta Claudia Sheinbaum ni el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, consiguieron un acuerdo real con la Casa Blanca: sólo un aplazamiento que mantiene la incertidumbre latente y sin blindaje a los empresarios mexicanos.
“No hay acuerdo. Solo una ventana de 90 días que puede cerrarse en cualquier momento. La posición de México no mejora: los aranceles actuales se siguen pagando y los nuevos están simplemente congelados, no cancelados”, advierten analistas del Peterson Institute for International Economics.
Además, Trump dejó claro que seguirán vigentes los aranceles del 25% a los autos, 50% al acero, aluminio y cobre, así como los del 17% al tomate. En contraparte, México —según Trump— eliminará “de inmediato” sus barreras no arancelarias, algo que ni Sheinbaum ni Ebrard han desmentido.
¿Dónde está el respaldo al sector empresarial?
Mientras tanto, los empresarios enfrentan solos los costos diarios del proteccionismo trumpista. No hay un paquete de apoyo fiscal, ni de estímulo al sector exportador, ni una ofensiva diplomática firme ante la OMC o foros multilaterales. Las cámaras empresariales han guardado silencio, atónitas o resignadas, ante una situación que erosiona competitividad, empleo y estabilidad.
La diplomacia mexicana se muestra pasiva, celebrando una prórroga como si fuese una victoria, mientras otras naciones como la Unión Europea o Chile sí consiguen acuerdos concretos con Washington.
México un país sin escudo
México no solo pierde divisas, pierde tiempo. Las remesas caen, los aranceles se mantienen, y las negociaciones no avanzan. Cada día que pasa sin acuerdos reales, sin defensa al sector empresarial y sin una estrategia regional, se fortalece un nuevo orden geoeconómico en el que México ni lidera ni negocia, solo espera.
La pregunta que se hacen los CEO’s y líderes económicos en México y América Latina es clara: ¿quién defiende realmente la economía mexicana en esta guerra comercial?
Porque si las remesas caen, caen también los pilares del consumo, la liquidez popular, y la estabilidad social. Y eso, más que un dato, es una alarma.
Con información de Reuters y EFE.