México se queda atrás: el PIB per cápita refleja décadas de estancamiento

Mientras Estados Unidos y otras economías emergentes avanzan, el crecimiento económico por habitante en México se mantiene estancado desde 2019.

Ciudad de México.

Un análisis de Bank of America (BofA) Securities revela un panorama preocupante para México en términos de crecimiento económico por habitante. En los últimos cinco años, el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita del país disminuyó un 0.2%, mientras que el de Estados Unidos creció un sólido 8%. Este rezago no es un fenómeno reciente, sino el reflejo de décadas de un desempeño económico insuficiente, que posiciona a México por debajo de otras economías de América Latina e incluso de mercados emergentes como China, Vietnam y Polonia.

El estancamiento del PIB per cápita

El PIB per cápita de México, que actualmente está casi al mismo nivel que en 2019, muestra un crecimiento acumulado de apenas 3.6% en la última década. Esto contrasta con el crecimiento de 32% en América Latina y del 30.3% en Estados Unidos en el mismo periodo.

Además, desde 2018, el crecimiento tendencial del PIB per cápita ha sido apenas del 0.6% anual, muy por debajo de los niveles necesarios para mejorar significativamente las condiciones de vida de la población. En comparación, China y Vietnam lideran el crecimiento global en los últimos cinco años con tasas de 26.6% y 23.5%, respectivamente, mientras que Polonia alcanzó un 19.9%.

Población en crecimiento, economía estancada

El informe subraya que la población de México está creciendo a un ritmo superior al de su economía. Este desajuste significa que, aunque el Producto Interno Bruto total pueda crecer, el beneficio económico por persona se diluye, reflejando un estancamiento en los ingresos promedio de los mexicanos.

Este fenómeno plantea desafíos estructurales importantes, especialmente en un contexto en el que la pobreza y la desigualdad persisten como problemas fundamentales.

Un problema de largo plazo

El desempeño económico de México no solo ha sido bajo en los últimos años, sino que se extiende a décadas de crecimiento insuficiente. Desde 2003, el crecimiento acumulado del PIB per cápita del país ha sido del 11.4%, una cifra que palidece frente al promedio regional de América Latina del 32%.

El análisis de BofA indica que este pobre desempeño es resultado de factores estructurales como una baja inversión en infraestructura, una limitada innovación tecnológica y una débil productividad laboral, así como problemas de gobernanza que han frenado el potencial económico del país.

Implicaciones económicas y sociales

El estancamiento del PIB per cápita tiene profundas implicaciones para el desarrollo del país. Limita la capacidad de mejorar los ingresos de los hogares, aumenta la presión sobre los servicios públicos y dificulta la atracción de inversiones extranjeras. Además, en un contexto donde Estados Unidos y Canadá observan con preocupación la integración de cadenas de suministro, el bajo crecimiento de México podría erosionar su competitividad como socio comercial clave en el T-MEC.

¿Qué sigue para México?

Este análisis llega en un momento crítico en el que la administración actual enfrenta desafíos de estabilización económica y manejo fiscal. La reciente emisión de bonos soberanos por 8,500 millones de dólares puede ser vista como una estrategia para financiar los déficits y reactivar la inversión en sectores clave, pero también pone de manifiesto la dependencia del país en recursos externos.

La pregunta clave es si México podrá revertir esta tendencia. Para lograrlo, el país necesita implementar políticas que impulsen la productividad, fomenten la inversión privada y fortalezcan la innovación tecnológica. Además, será crucial diseñar estrategias efectivas que aborden el crecimiento poblacional y reduzcan la desigualdad económica.

El desafío no es menor: México debe moverse con rapidez y determinación para cerrar la brecha con sus socios comerciales y posicionarse como un actor competitivo en la economía global. De lo contrario, el país corre el riesgo de quedarse rezagado en un mundo que avanza rápidamente hacia la innovación y el desarrollo sostenible.