México entre dos rutas geopolíticas: el doble juego de Morena ante la tensión comercial con EE.UU.

Mientras México se encuentra en esta encrucijada estratégica, el mundo observa con atención. Y los mercados también.

Ciudad de México

La semana dejó al descubierto dos visiones contrapuestas dentro del gobierno mexicano y, particularmente, al interior del partido gobernante, Morena. Por un lado, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, logró una ventaja significativa en la guerra arancelaria de Donald Trump, al conseguir que los vehículos fabricados en México paguen un arancel preferencial del 15%, por debajo del 25% anunciado inicialmente. Por el otro, el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Gutiérrez Luna, cerraba una visita oficial a China, estrechando lazos con el régimen de Beijing y su Asamblea Popular Nacional.

Ambos eventos, aparentemente inconexos, alimentan rumores de fisuras dentro de Morena. ¿Hacia dónde se inclina la balanza geopolítica del gobierno de Claudia Sheinbaum? ¿Consolidar la alianza regional con EE.UU. y Canadá o mirar a China como un socio estratégico alterno?

Aranceles reducidos, pero a un costo

Ebrard confirmó esta semana que, gracias a su gestión con el gobierno de EE.UU., los vehículos mexicanos pagarán un arancel promedio del 15%, como parte de la Proclamación 10908. Aunque esto aún representa un golpe para el sector, es un alivio frente al 25% original, y una ventaja competitiva frente a países fuera del T-MEC.

“Nos encantaría que fuera cero, pero por lo pronto tenemos una reducción importante”, señaló Ebrard en conferencia.

El acuerdo también contempla que el contenido ensamblado en EE.UU. se considere como parte del valor regional, beneficiando a empresas binacionales y dando oxígeno a la cadena de suministro automotriz en la región.

Esto es crítico: México exporta 2.66 millones de vehículos al año a Estados Unidos, y con una industria automotriz profundamente integrada, cualquier arancel genera efectos en cascada. De acuerdo con cifras del Departamento de Comercio de EE.UU., sólo el 40% del valor de esos autos es de origen estadounidense, lo que deja el 60% sujeto a tarifa. Bajo las nuevas reglas, el ahorro potencial es de más de 10 mil millones de dólares para el sector.

El frente asiático: señales confusas

Mientras Ebrard lucha por mantener a México dentro del círculo de confianza estadounidense, el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Gutiérrez Luna, visitó oficialmente China, reuniéndose con su homólogo Zhao Leji. En su discurso, Gutiérrez exaltó la “transformación social iniciada en 2018” en México y la comparó con el modelo chino, donde “el pueblo es el dueño del país”.

La gira fue promovida como un hito histórico en las relaciones bilaterales, pero llega en el peor momento diplomático, justo cuando EE.UU. eleva el tono frente a Beijing en temas estratégicos como semiconductores, inteligencia artificial y propiedad industrial.

Este movimiento no solo desbalancea el trabajo diplomático de Ebrard, sino que podría interpretarse desde Washington como una falta de alineación geopolítica, lo cual podría poner en riesgo el trato arancelario preferencial recién obtenido.

Urge reunión presidencial… pero más para México

La visita de Gutiérrez Luna a China se da también en un momento clave: se avecina una renegociación del T-MEC adelantada por Donald Trump, quien busca elevar el contenido regional a 85% e imponer cuotas mínimas de contenido estadounidense. El entorno no es de diálogo trilateral: Trump no está negociando, está exigiendo.

En este contexto, una reunión entre la presidenta Claudia Sheinbaum y su homólogo estadounidense se vuelve impostergable. Y aunque ambos países tienen intereses comunes, la necesidad es más apremiante para México, cuya economía depende en gran parte de las exportaciones a su vecino del norte.

¿Con quién está la presidenta?

A pesar de la buena coordinación mostrada en eventos recientes con el gobernador de Coahuila, Manolo Jiménez, y el impulso al Plan México, la presidenta no ha fijado una postura clara sobre estas dos visiones enfrentadas: la de cercanía con EE.UU., promovida por Ebrard, o la de afinidad ideológica con China, encarnada por Gutiérrez Luna.

Para el sector empresarial, la señal debe ser inequívoca: México necesita certeza geopolítica y coherencia en su política exterior, especialmente en tiempos donde cada palabra, cada foto y cada gira puede costar millones en inversión o acceso comercial.

En contexto:

  • Marcelo Ebrard logra reducir aranceles al 15% para autos mexicanos en EE.UU., una victoria parcial.
  • Sergio Gutiérrez Luna estrecha lazos con China en plena tensión con Washington.
  • La dualidad Morena–EE.UU./China expone divisiones internas y riesgos geopolíticos.
  • La industria automotriz mexicana está en juego, y urge una posición clara del gobierno federal.
  • La reunión bilateral México–EE.UU. no puede esperar más.

Mientras México se encuentra en esta encrucijada estratégica, el mundo observa con atención. Y los mercados también.