México enfrenta doble crisis: Migratoria y económica ante la embestida de Trump

Desde hace años, el gobierno federal ha celebrado las remesas como un motor de la economía mexicana.

Ciudad de México.

México está al borde de una crisis sin precedentes. La combinación de deportaciones masivas y la inminente caída de remesas plantea un panorama preocupante para la estabilidad económica del país. La administración de Claudia Sheinbaum ha intentado manejar la situación con diplomacia, pero la realidad es que el país está absorbiendo una oleada de migrantes deportados sin los recursos necesarios para atenderlos, mientras que el flujo de dólares desde Estados Unidos empieza a desacelerarse de manera alarmante.

Crisis migratoria: México se convierte en un «tercer país seguro» por omisión

Aunque el Gobierno mexicano ha negado categóricamente convertirse en un «tercer país seguro», los hechos demuestran lo contrario. En apenas una semana, del 20 al 26 de enero, México ha recibido 4,094 deportados, incluidos cuatro vuelos con migrantes expulsados por la administración de Trump. La cifra es solo la antesala de lo que podría convertirse en un problema de proporciones gigantescas.

A medida que los centros de repatriación se llenan y los albergues colapsan, el Gobierno se enfrenta a una situación sin salida. Con temperaturas de hasta -7 grados en ciudades fronterizas como Ciudad Juárez, el gobierno federal ha optado por aceptar a los deportados «por razones humanitarias». Pero la gran pregunta es: ¿qué hará México cuando el número de repatriados se multiplique exponencialmente en los próximos meses?

El golpe económico: La caída de remesas y su impacto en el PIB

Si la crisis migratoria no fuera suficiente, el impacto económico de la política de Trump puede ser aún más devastador. Las remesas, que en 2024 representaron cerca del 4 % del PIB con un récord estimado de 65,000 millones de dólares, están en riesgo de desplomarse.

Expertos de la Universidad de Guadalajara estiman que, con las deportaciones masivas y un eventual impuesto del 10 % a los envíos de dinero desde EE.UU., México podría perder hasta 13,000 millones de dólares anuales en remesas. Esta cifra significaría una caída en la contribución de las remesas al PIB del 3.5 % actual a apenas 2.6 %, un impacto brutal en la economía mexicana.

La caída de las remesas afectará principalmente a los estados más dependientes de estos ingresos, como Chiapas, donde representan el 15 % del PIB estatal, y Jalisco, el tercer mayor receptor a nivel nacional. Las consecuencias serán inmediatas: menor consumo, menor inversión y un debilitamiento de la actividad económica en zonas ya vulnerables.

El dilema del Gobierno: endeudarse o negociar con EE.UU.

Ante este escenario, el gobierno de Sheinbaum tiene dos caminos:

  1. Optar por un mayor endeudamiento para sostener programas sociales que amortigüen la crisis de los deportados.
  2. Apostar por la vía diplomática y económica, negociando con EE.UU. medidas que suavicen el impacto de las deportaciones y la caída de remesas.

Antonio Ruiz Porras, coordinador del Doctorado en Estudios Económicos de la Universidad de Guadalajara, advierte que la administración federal «va a recurrir a deuda para solventar cualquier tarjeta de (programa) Bienestar que sea necesaria para los repatriados», pero esto solo trasladará el problema a generaciones futuras.

Por otro lado, la renegociación del T-MEC en 2026 podría convertirse en un punto de inflexión. México debe jugar estratégicamente sus cartas para evitar una crisis aún mayor. Si bien la postura de Trump es abiertamente proteccionista, el país aún tiene margen de maniobra para buscar acuerdos comerciales y fiscales que aminoren el impacto de estas medidas.

¿El fin del “milagro de las remesas”?

Desde hace años, el gobierno federal ha celebrado las remesas como un motor de la economía mexicana, pero la dependencia de estos ingresos nunca fue sostenible. La llegada masiva de migrantes expulsados de EE.UU. y la eventual caída del flujo de dinero pondrán a prueba la capacidad del país para generar empleos y garantizar estabilidad económica.

México debe actuar con rapidez. La crisis ya está aquí, y si el Gobierno no toma decisiones estratégicas en el corto plazo, el país podría enfrentar una tormenta perfecta de inestabilidad social y económica.