Ciudad de México/Washington.
Este miércoles, Marco Rubio, secretario de Estado y figura clave en la administración Trump, pisará suelo mexicano en lo que promete ser una de las visitas diplomáticas más tensas y decisivas de los últimos años. No es una cortesía, no es un protocolo: Rubio llega con una agenda dura, diseñada en la Oficina Oval, y con un mensaje claro para la presidenta Claudia Sheinbaum: la cooperación no es opcional, es una exigencia.
La presión de Washington: seguridad, Cuba y China
Los temas que trae Rubio sobre la mesa son de alto voltaje.
- Seguridad: Estados Unidos exige resultados inmediatos contra los cárteles y el flujo de fentanilo que cobra más de 100 mil vidas al año en su territorio. El precedente es claro: detenciones como la de “El Mayo” Zambada o las extradiciones de capos mexicanos muestran que, si México no actúa, Washington lo hará solo.
- Cuba: suspensión inmediata del envío de petróleo y combustibles a la isla. Rubio, hijo de inmigrantes cubanos, no tolerará que México sostenga a la dictadura postcastrista.
- China: frenar el avance del gigante asiático en territorio mexicano. Washington no permitirá que México repita el modelo brasileño o venezolano para usar a Pekín como contrapeso a la relación comercial con Estados Unidos.
Entre la cooperación y la imposición
El senador Ted Cruz ya lanzó la advertencia: “México debería aceptar la ayuda de Estados Unidos, porque si no, actuaremos de todos modos”. El mensaje es brutal: si Sheinbaum insiste en invocar la “soberanía” como escudo, corre el riesgo de que la agenda norteamericana se imponga unilateralmente.
La historia reciente es clara: la extradición de “El Chapo” Guzmán en 2017, la captura de Genaro García Luna en 2019 o la entrega de “El Mayo” en 2024 son recordatorios de que Washington no pide permiso cuando se trata de su seguridad.
El dilema de Sheinbaum: soberanía o pragmatismo
La presidenta mexicana llega a esta reunión apenas días después de rendir su primer informe de gobierno, y con la presión interna de mostrar resultados tangibles contra la violencia y la inseguridad. Sin embargo, cualquier intento de jugar la carta de la soberanía podría dejar a México aislado de su principal socio comercial y político.
Para Estados Unidos, el dilema no existe: México debe alinearse o quedará relegado. Para Sheinbaum, el costo político y económico de una ruptura podría ser catastrófico.
Un momento definitorio para México y la región
La visita de Rubio es más que diplomacia: es la señal de que Trump está reconfigurando la geoeconomía y la seguridad continental. América Latina, y particularmente México, enfrenta el riesgo de convertirse en espectador de decisiones que se toman en Washington sin su participación.
La pregunta es si Sheinbaum logrará posicionar a México como un socio confiable y aliado leal de Norteamérica, o si, como se dice coloquial mente, quedará “fuera de la jugada”.
Lo que se defina en esta visita marcará no solo la relación bilateral, sino el futuro de México en el tablero global.
Con Información de EFE