El panorama económico de México para 2024 y 2025 presenta señales preocupantes, marcado por una desaceleración en el crecimiento económico, altas tasas de interés y un debilitamiento en la confianza de los inversionistas. La calidad de los activos bancarios enfrenta presión, mientras que la capacidad de pago de los clientes disminuye debido al menor dinamismo económico. Pese a ello, las prácticas conservadoras de los bancos y un sistema financiero resiliente podrían amortiguar el impacto más severo.
Desempeño actual y perspectivas
Las calificadoras internacionales han recortado las proyecciones de crecimiento para México. S&P Global Ratings bajó la expectativa del PIB para 2025 de 1.5% a 1.2%, mientras que Moody’s Analytics ajustó su pronóstico a un preocupante 0.6%. Ambas señalan como principales riesgos las políticas arancelarias del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, y las reformas constitucionales internas que han generado incertidumbre en el entorno económico.
HR Ratings, por su parte, modificó la perspectiva crediticia de «estable» a «negativa,» citando el deterioro en la actividad industrial, particularmente en los sectores de construcción y manufactura, así como una menor demanda externa. Estas condiciones también ralentizarán la reducción del déficit fiscal, presionando la relación deuda/PIB del país.
Impacto en el sistema bancario
La desaceleración afectará el crecimiento del crédito bancario, estimado entre 4% y 5% en términos reales, impulsado principalmente por tarjetas de crédito y productos de consumo garantizados. Sin embargo, la demanda de financiamiento corporativo se mantendrá limitada, con bancos otorgando préstamos solo a empresas con alta calidad crediticia.
Pese al panorama adverso, el sistema financiero mexicano muestra estabilidad relativa. Se espera que los indicadores de calidad de activos se mantengan en niveles adecuados, gracias a políticas prudentes en el otorgamiento de créditos.
Tres acciones clave para revertir el deterioro económico
- Estímulos a la inversión industrial: El gobierno debe implementar incentivos fiscales y regulatorios que atraigan nuevas inversiones al sector manufacturero y a industrias estratégicas, mitigando el impacto de las medidas arancelarias estadounidenses.
- Diversificación de mercados de exportación: México necesita acelerar la búsqueda de acuerdos comerciales con Asia, Europa y América Latina para reducir la dependencia de Estados Unidos y fortalecer la demanda externa.
- Impulso al consumo interno: A través de subsidios focalizados y reducción de tasas impositivas en sectores estratégicos, el gobierno puede revitalizar la demanda interna y estimular el crecimiento del comercio y los servicios.
México enfrenta un desafío económico complejo, pero no insuperable. La combinación de políticas externas adversas y problemas estructurales internos requiere de una estrategia integral y decidida. Con acciones firmes y coordinación entre los sectores público y privado, el país puede retomar el camino hacia el crecimiento sostenible y fortalecer su resiliencia ante las incertidumbres globales