Ciudad de México.
La decisión del presidente Donald Trump de imponer aranceles del 25 % al acero y aluminio importado a Estados Unidos ha encendido las alarmas en la industria metalúrgica de México. Esta medida, calificada como injusta por el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, podría afectar gravemente la balanza comercial entre ambos países y generar una crisis en uno de los sectores estratégicos del país.
México, el tercer proveedor de acero y aluminio de EE.UU.
Según el Instituto Estadounidense del Hierro y Acero, México es el tercer mayor proveedor de estos metales a EE.UU., solo detrás de Canadá y Brasil. Además, el 82 % de las exportaciones mexicanas de acero, aluminio y sus manufacturas tienen como destino el mercado estadounidense, lo que pone en riesgo la estabilidad de cientos de empresas y miles de empleos en la cadena productiva.
Ebrard argumentó que la justificación de Trump para imponer estos aranceles es falsa. Según la Casa Blanca, México aumentó en un 1,678 % sus exportaciones de acero y aluminio a EE.UU., pero los datos de la Secretaría de Economía muestran que las exportaciones mexicanas siguen en niveles similares a los de 2015, mientras que las importaciones estadounidenses de acero han crecido exponencialmente.
«No hay tal incremento del 1,600 %. Nosotros importamos más acero de EE.UU. del que exportamos. Es injusto que Trump castigue a México cuando su país tiene un superávit de 6,897 millones de dólares en esta industria con nosotros», enfatizó el secretario Ebrard.
Golpe directo a la industria automotriz y manufacturera
La industria automotriz, altamente dependiente del acero y aluminio, será una de las más afectadas. Entre el 80 % y el 90 % del comercio automotriz de EE.UU. ocurre con México y Canadá, por lo que el encarecimiento de estos insumos impactará directamente en los costos de producción y, eventualmente, en los consumidores.
Empresas como General Motors y Ford ya han expresado su preocupación por los aranceles, asegurando que estos impuestos podrían generar un efecto dominó en la competitividad del sector y forzar a las compañías a replantear sus inversiones en Norteamérica.
«Los aranceles del 25 % a México y Canadá harán un boquete en la industria de EE.UU. como no se ha visto nunca antes», advirtió Jim Farley, CEO de Ford.
¿Cómo responderá México?
A pesar del impacto que esta medida tendrá en la economía nacional, el Gobierno mexicano ha optado por una postura diplomática y no ha anunciado medidas recíprocas.
«La instrucción que tengo de la presidenta Sheinbaum es iniciar consultas con la nueva Administración de EE.UU. para presentarles la información que tenemos», declaró Ebrard, dejando claro que la respuesta de México será a través del diálogo.
Sin embargo, la pregunta es: ¿Será suficiente la vía diplomática ante un Trump que ya ha demostrado que no duda en romper acuerdos y utilizar los aranceles como herramienta de presión?
México, en una posición vulnerable
La balanza comercial de acero y aluminio favorece a EE.UU. México compra más acero estadounidense del que vende, lo que hace aún más absurda la decisión de Trump.
Mientras que Canadá y Brasil han comenzado a evaluar contramedidas, México sigue sin definir su estrategia. Algunos analistas advierten que la falta de una respuesta contundente podría hacer que Trump siga imponiendo medidas punitivas contra el país, lo que debilitaría aún más la economía mexicana, ya en riesgo de recesión.
Por ahora, la industria metalúrgica mexicana debe prepararse para un impacto significativo en los próximos meses, con costos más altos, posibles cierres de plantas y un futuro incierto en la relación comercial con su mayor socio.
¿México debería imponer aranceles en respuesta? ¿Es viable depender menos del mercado estadounidense? La realidad es que la estabilidad económica del país está en juego, y la necesidad de una estrategia clara y contundente nunca ha sido tan urgente.