EEUU refuerza su influencia en Centroamérica: migración y soberanía del Canal de Panamá

Durante su visita a Panamá este fin de semana, Rubio destacó que la frontera de Estados Unidos no comienza en Texas ni en México, sino "mucho antes".

Ciudad de Panamá.

La gira del secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, por Centroamérica ha dejado claras las prioridades de la administración Trump: contener la migración irregular hacia el norte y reafirmar su influencia en el Canal de Panamá ante lo que consideran una creciente presencia china en la región.

Durante su visita a Panamá este fin de semana, Rubio destacó que la frontera de Estados Unidos no comienza en Texas ni en México, sino «mucho antes». Desde el Aeropuerto Internacional de Albrook, tras presenciar un vuelo de deportación de 43 migrantes colombianos financiado por el gobierno estadounidense, Rubio afirmó que EE. UU busca desincentivar los viajes irregulares y fortalecer la cooperación con países de tránsito.

La frontera más allá de Texas: un enfoque estratégico

«Esto es parte de una gran alianza con Panamá», señaló Rubio, destacando que las deportaciones de personas con antecedentes criminales son un elemento crucial de esta cooperación. Según datos oficiales, desde agosto de 2024, Estados Unidos ha invertido 2.7 millones de dólares en vuelos de repatriación, beneficiando a más de 14 países, entre ellos Colombia, Ecuador, India y Vietnam.

El memorándum de entendimiento entre ambos países, firmado el 1 de julio de 2024, ha logrado reducir significativamente el flujo migratorio por la peligrosa selva del Darién. En enero de 2025, el número de migrantes que cruzaron esta ruta cayó a 2,158, una cifra muy inferior a los 34,839 registrados en el mismo período del año anterior.

El Canal de Panamá en el centro de la disputa geopolítica

Más allá de la migración, la visita de Rubio también se enfocó en el futuro del Canal de Panamá, una infraestructura estratégica que ha sido objeto de tensiones entre ambos países. Durante su recorrido por las esclusas de Miraflores, Rubio sostuvo reuniones con el presidente panameño, José Raúl Mulino, y el administrador del Canal, Ricaurte Vásquez.

La administración Trump ha expresado preocupación por la supuesta influencia china en la gestión del Canal, particularmente en los puertos operados por empresas del gigante asiático. En respuesta, Rubio obtuvo un compromiso de la Autoridad del Canal para trabajar con la marina estadounidense en la priorización del tránsito de buques norteamericanos.

«Este statu quo es inaceptable», declaró Rubio, exigiendo cambios inmediatos en la gestión del Canal para proteger los derechos de Estados Unidos bajo los tratados Torrijos-Carter. Estos acuerdos, firmados en 1977, garantizaron la transferencia progresiva del Canal a Panamá en 1999, pero el presidente Donald Trump ha amenazado con «recuperar» la infraestructura, incluso mediante el uso de la fuerza, si no se atienden sus demandas.

El equilibrio entre soberanía y presión externa

El presidente Mulino, por su parte, reiteró que «la soberanía de Panamá no está en cuestión» y negó categóricamente cualquier amenaza real de intervención militar estadounidense. Sin embargo, la creciente presión de Trump para recuperar el control del Canal genera inquietud en la región.

En un intento por calmar las tensiones, Mulino anunció una auditoría sobre los puertos operados por empresas chinas y pidió a Washington esperar los resultados antes de tomar medidas unilaterales.

Un mensaje claro para Centroamérica

La gira de Rubio, que continuará en El Salvador, Costa Rica, Guatemala y República Dominicana, subraya el interés estratégico de Estados Unidos en mantener su influencia en la región. Desde frenar la migración hasta garantizar el acceso prioritario al Canal, la administración Trump busca consolidar su posición frente al avance de actores externos como China.

La visita de Rubio deja un mensaje claro: Centroamérica sigue siendo un campo de batalla geopolítico en el que Estados Unidos está dispuesto a usar todas las herramientas a su disposición, desde la cooperación migratoria hasta la presión económica y diplomática, para mantener su hegemonía.