El camino hacia un futuro impulsado por la energía nuclear ha dado un paso significativo con Oklo, la startup respaldada por Sam Altman, que anunció un acuerdo ambicioso para suministrar 12 gigavatios (GW) de electricidad a centros de datos operados por Switch. Esta cantidad equivale casi al doble de la demanda máxima de energía de la Ciudad de México, marcando un hito en la transición energética.
El plan, que contempla la construcción de reactores modulares pequeños (SMR, por sus siglas en inglés) con miras a 2044, posiciona a Oklo como un potencial proveedor clave de energía para gigantes tecnológicos como Google, Nvidia, Tesla y JP Morgan Chase. Sin embargo, la ruta está lejos de ser sencilla y está llena de desafíos técnicos, regulatorios y de competencia.
Un acuerdo ambicioso, pero no vinculante
Aunque el acuerdo con Switch representa un hito estratégico para Oklo, no es vinculante y depende de la capacidad de la startup para superar obstáculos regulatorios. La Comisión Reguladora Nuclear (NRC) de Estados Unidos rechazó una solicitud anterior de Oklo en 2022, lo que subraya las dificultades inherentes al desarrollo de reactores nucleares.
La empresa planea presentar una nueva solicitud en 2025, confiando en que la legislación entrante acelere los procesos de aprobación. Según sus plazos, Oklo pretende tener su primer reactor operativo para 2027, comenzando con una capacidad inicial de 15 megavatios, que aumentará gradualmente a entre 50 y 100 megavatios.
Competencia y desafíos
La competencia en el sector energético es feroz. Kairos, otro actor emergente en energía nuclear, ya obtuvo la aprobación de la NRC y tiene un acuerdo con Google para proveer electricidad a sus centros de datos. Además, las energías renovables, impulsadas por costos decrecientes y acuerdos de gran escala, representan un desafío significativo para Oklo.
Recientemente, Google anunció un proyecto de energía renovable valuado en 20,000 millones de dólares, que incluye energía solar, eólica y baterías de almacenamiento a gran escala, y cuya primera fase estará operativa en 2026. Este enfoque diversificado de las grandes tecnológicas podría restar mercado a las soluciones nucleares emergentes como las de Oklo.
Optimismo entre la incertidumbre
A pesar de los desafíos, la participación de Sam Altman, presidente del directorio de Oklo, y su respaldo financiero desde los inicios de la startup, generan confianza en el proyecto. Las acciones de la compañía, que experimentaron una caída tras su fusión inversa con AltC, se han recuperado gracias al optimismo sobre su potencial papel en el suministro energético de centros de datos, conocidos por su alta demanda de energía.
El futuro de Oklo depende de su capacidad para cumplir con los exigentes requisitos regulatorios, la eficiencia de sus tecnologías y su habilidad para posicionarse frente a soluciones renovables más consolidadas. Si logra superar estos obstáculos, la startup podría no solo redefinir el mercado energético, sino también demostrar que la energía nuclear sigue siendo una opción viable y sostenible en el siglo XXI.