El empleo en caída libre: el sexenio de las cifras más bajas en 13 años

La estabilidad económica y la generación de empleo deben ser prioridades nacionales.

Ciudad de México.

El empleo en México vive una de sus peores crisis en la historia reciente. Según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI, 2024 cerró con 60 millones de personas ocupadas, una cifra que apenas muestra un ligero incremento respecto a años anteriores y que, ajustada a la tasa de participación económica, representa la tasa más baja en una década. Aunque la tasa oficial de desocupación se ubica en 2.6 %, esta cifra es engañosa si consideramos la alarmante subocupación (8.9 %) y una informalidad laboral del 54.6 %, lo que evidencia un mercado laboral debilitado y poco sostenible.

Un sexenio de malas decisiones

Los datos duros reflejan una realidad innegable: durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, el crecimiento del empleo formal se estancó. Las políticas laborales y económicas implementadas en ese periodo no lograron generar los puestos de trabajo necesarios para atender el crecimiento poblacional ni mejorar la calidad del empleo. La situación se agrava al considerar que el 31.3 % de la población ocupada se encuentra en condiciones críticas de empleo, lo que incluye jornadas largas con salarios bajos y ausencia de derechos laborales básicos.

Si bien Claudia Sheinbaum, actual presidenta, heredó este panorama, resulta fundamental señalar que esta crisis es el resultado de decisiones acumuladas durante seis años. La apuesta por grandes proyectos de infraestructura, como Dos Bocas y el Tren Maya, no solo no generaron el impacto esperado en términos de empleo, sino que desviaron recursos que podrían haberse destinado a fortalecer sectores clave como el manufacturero y de servicios.

¿Por qué cayó el empleo en 2024?

El 2024 estuvo marcado por varios factores que impactaron negativamente en el mercado laboral:

  1. Inflación y pérdida del poder adquisitivo: La inflación acumulada y el alza de precios en bienes básicos, como alimentos y combustibles, redujeron la capacidad de las empresas para contratar personal, particularmente en sectores de menor margen de ganancia.
  2. Informalidad rampante: Más de la mitad de la población ocupada trabaja en la informalidad, una cifra que no se ha reducido en los últimos seis años, a pesar de los esfuerzos anunciados para mejorar la recaudación fiscal y la seguridad social.
  3. Desaceleración económica global: Las tensiones comerciales con Estados Unidos, exacerbadas por la amenaza de renegociaciones del T-MEC por parte de Donald Trump, afectaron la inversión extranjera directa y redujeron la actividad en sectores clave como el automotriz y el manufacturero.
  4. Falta de políticas de incentivos: El gobierno priorizó subsidios sociales sobre políticas que fomentaran la inversión empresarial y la creación de empleo formal.

El costo de las cifras maquilladas

El gobierno actual ha señalado que la tasa de desocupación oficial, de apenas 2.6 %, refleja una “recuperación” del empleo. Sin embargo, el desglose de los datos revela una realidad diferente. Con una participación económica del 60 %, millones de personas en edad laboral simplemente han dejado de buscar empleo, ya sea por frustración o por la falta de oportunidades dignas. Además, la creciente subocupación sugiere que quienes tienen empleo no logran cubrir sus necesidades básicas, obligándolos a buscar ingresos adicionales.

¿Y ahora qué?

Con Trump a punto de regresar a la Casa Blanca, México enfrenta una tormenta perfecta. Las amenazas de su administración de clasificar a los cárteles como grupos terroristas podrían traducirse en restricciones comerciales y la imposición de nuevos aranceles, golpeando aún más al mercado laboral. El futuro del T-MEC está en juego, y cualquier renegociación bajo términos más estrictos podría desincentivar inversiones en sectores clave como el automotriz y el manufacturero.

La urgencia de un cambio

Es momento de que el gobierno actual reevalúe sus prioridades. La política de negación no es una estrategia sostenible. En lugar de maquillar cifras y minimizar problemas, se necesitan políticas públicas que:

  • Incentiven la creación de empleos formales con seguridad social.
  • Promuevan la capacitación laboral en sectores emergentes.
  • Fomenten la inversión privada mediante estímulos fiscales y una mayor certidumbre jurídica.

La estabilidad económica y la generación de empleo deben ser prioridades nacionales. De lo contrario, México corre el riesgo de perder competitividad y sumirse aún más en una crisis laboral que podría tener repercusiones durante años.

En un escenario donde las cifras ya han alcanzado mínimos históricos, el tiempo para actuar se está agotando.