Ciudad de México.
En un movimiento sin precedentes, el Gobierno de México ha anunciado la creación de su primer Centro de Diseño de Semiconductores en 2025, seguido de una planta de manufactura abierta a inversión privada en 2026. Esta estrategia, encabezada por la presidenta Claudia Sheinbaum, busca posicionar al país dentro del ecosistema global de semiconductores, un mercado dominado por gigantes como EE.UU., China, Taiwán y Corea del Sur.
¿Por qué son clave los semiconductores?
Los semiconductores son la base de la revolución digital. Son componentes esenciales en la fabricación de microprocesadores, memorias, sensores y dispositivos electrónicos. Sin ellos, la industria automotriz, médica, aeroespacial y de telecomunicaciones simplemente no podría operar.
México importa actualmente 24,000 millones de dólares en circuitos integrados al año, lo que representa una tercera parte del déficit comercial del país. Desarrollar una cadena de producción local no solo reduciría la dependencia de importaciones, sino que también atraería inversión extranjera directa y fortalecería el sector manufacturero mexicano.
La Ruta: De la Arena al Chip
El proyecto ha sido bautizado como «Kutsari», palabra purépecha que significa «arena», en referencia al silicio, material base para la fabricación de semiconductores.
La estrategia del Gobierno consta de tres etapas clave:
- 2025: Creación del Centro de Diseño de Chips
- Se aprovechará el talento de instituciones como la UNAM, el IPN, el Cinvestav y el INAOE.
- Se capacitarán diseñadores para desarrollar circuitos integrados con viabilidad comercial.
- 2026: Primera Planta de Manufactura
- Abierta a la inversión privada, permitirá que México deje de depender de la importación de chips de China y Taiwán.
- 2030: Ecosistema Completo
- México consolidará su cadena de producción con ensamble, pruebas y empaquetado de semiconductores.
El Impacto en la Industria Mexicana
Los semiconductores no son exclusivos de computadoras o celulares. Están presentes en electrodomésticos, automóviles, dispositivos médicos y sistemas de telecomunicaciones.
Actualmente, el país alberga importantes plantas automotrices de empresas como Tesla, General Motors, Ford, BMW y Nissan, todas ellas altamente dependientes de chips. Contar con una industria propia haría a México más competitivo en la fabricación de vehículos eléctricos y autónomos.
Además, la presencia de un sector robusto de semiconductores permitiría atraer nuevas empresas tecnológicas y fortalecer la fabricación de dispositivos médicos y sistemas de telecomunicaciones.
¿Puede México competir con Taiwán, EE.UU. y China?
La industria global de semiconductores está dominada por TSMC (Taiwán), Intel (EE.UU.), Samsung (Corea del Sur) y SMIC (China).
México tiene una ventaja clave: su cercanía con Estados Unidos, el mayor mercado de tecnología del mundo. Con la creciente disputa entre China y EE.UU., y el impulso del nearshoring, el país tiene la oportunidad de convertirse en un nodo estratégico para la fabricación de semiconductores en Norteamérica.
El Reto: De la Teoría a la Práctica
A pesar del optimismo, México enfrenta grandes desafíos:
- Infraestructura y costos: Fabricar semiconductores requiere fábricas altamente especializadas, con una inversión de entre 300 millones y 20,000 millones de dólares.
- Capacitación de talento: Se necesitarán ingenieros especializados en física, electrónica y software.
- Aprobación de patentes: Actualmente, el 93% de las patentes de semiconductores en México pertenecen a empresas extranjeras.
Para superar estos retos, el Gobierno impulsará la aceleración de procesos de certificación y propiedad intelectual, así como la atracción de inversión extranjera y asociaciones estratégicas con empresas globales.
¿Será México un nuevo jugador en la guerra tecnológica?
La escasez de semiconductores en los últimos años ha demostrado que la industria tecnológica es una cuestión de seguridad nacional. EE.UU. y China han apostado miles de millones de dólares para asegurar su dominio en el sector.
Si México logra consolidar su industria de chips, podría convertirse en un aliado clave para Estados Unidos y Canadá, asegurando la independencia tecnológica de la región.
El reto es enorme, pero la oportunidad lo es aún más. México ya ha demostrado su capacidad como potencia manufacturera, y este es el siguiente paso hacia su transformación en un hub tecnológico global.