¿Continuidad o dependencia?

La presidenta se muestra incómoda ante preguntas sobre seguridad y la estrategia contra el narcotráfico

Ciudad de México.

Las conferencias matutinas de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo se han convertido en un espacio donde la prensa intenta obtener respuestas claras sobre el rumbo del país. Sin embargo, lo que ocurrió en su más reciente encuentro con la periodista Dalila Escobar dejó más preguntas que respuestas y reveló una evidente incomodidad por parte de la mandataria cuando se le cuestionó sobre su estrategia de seguridad y su relación con el legado de Andrés Manuel López Obrador.

La periodista preguntó directamente sobre la vigencia de la estrategia de «abrazos, no balazos», misma que ha sido fuertemente criticada dentro y fuera del país. ¿Sigue siendo válida después de seis años de violencia sin freno? ¿Debe evolucionar el enfoque ante el crimen organizado?

La reacción de Sheinbaum no se hizo esperar, pero no respondió con un argumento claro sobre su política de seguridad. En cambio, defendió enfáticamente a su predecesor:

«Siempre vamos a defender al presidente López Obrador, que a nadie le quepa la menor duda porque fue un gran presidente. Siempre lo vamos a defender», afirmó.

El problema no es que defienda a su antecesor, sino que en lugar de abordar un tema tan urgente como la crisis de seguridad, prefirió convertir su respuesta en un respaldo absoluto a AMLO. Y con ello, evitó pronunciarse sobre el fondo del problema.

¿Cabeza fría o falta de respuestas?

La conversación con la periodista se tornó tensa cuando Escobar insistió en conocer si la estrategia de seguridad había cambiado o evolucionado con respecto a la administración anterior.

«Nosotros tenemos una estrategia que consta de cuatro ejes. Tú quieres sacarme una declaración que no te voy a dar», respondió la mandataria, visiblemente molesta.

Pero, ¿por qué negarse a responder? La pregunta es válida. Si bien es cierto que Sheinbaum fue electa bajo la bandera de continuidad de la Cuarta Transformación, ¿eso significa que no puede modificar o mejorar estrategias que han demostrado ser insuficientes?

El reciente memorándum de la Fiscalía General de Estados Unidos, que llama a la eliminación total de los cárteles y organizaciones criminales transnacionales, ha golpeado duramente al gobierno mexicano, que hasta ahora no ha dado una respuesta contundente.

¿Es momento de seguir con la misma estrategia? ¿Por qué la presidenta no ha condenado abiertamente a los cárteles y sus líderes? ¿Acaso teme que hacerlo rompa con la narrativa del gobierno anterior?

El factor «A» de Sheinbaum, ¿realidad o eslogan?

Durante su campaña, Sheinbaum insistió en marcar su propio sello, destacando que ahora el país tiene una presidenta con «A» en lugar de un presidente con «E». Un discurso que en su momento sonó inspirador.

Sin embargo, cuando se le pide marcar distancia con AMLO en temas clave, su respuesta es defensiva y evasiva. ¿No sería lo más lógico que, si es un nuevo gobierno, haya ajustes, mejoras y decisiones propias?

Porque ni Andrés es Claudia, ni Claudia es Andrés. Al menos, eso es lo que se supone que debería ocurrir en un gobierno que busca consolidar su propia identidad.

El general Cienfuegos y la falta de claridad

Otro punto polémico en la conferencia fue el cuestionamiento sobre la presencia del general Salvador Cienfuegos en eventos oficiales, a pesar de que fue acusado en Estados Unidos de supuestos vínculos con el crimen organizado.

Sheinbaum, lejos de responder directamente, desvió el tema y cuestionó a la propia periodista, pidiéndole que investigara por su cuenta.

«Te conmino a que siendo reportera hagas una investigación y no la vienes a presentar aquí en La Mañanera», respondió con dureza.

La pregunta es clara: ¿es correcto que un personaje con esos antecedentes siga siendo parte de actos públicos del gobierno? ¿Por qué evadir el tema en lugar de ofrecer una postura oficial?

México en un momento crucial

Mientras Estados Unidos se endurece con su política contra el narcotráfico y refuerza su postura con el memorándum para la «eliminación total» de los cárteles, México sigue atrapado en un discurso que no termina de definir su rumbo.

El país enfrenta una crisis de seguridad, presiones comerciales con los aranceles de Trump y un entorno de incertidumbre económica, y en medio de todo esto, su presidenta parece más preocupada por defender el legado de su antecesor que por definir un camino propio.

¿Dónde está la «cabeza fría» en este contexto? ¿Cuánto tiempo más se puede postergar una definición clara de rumbo? Y, lo más importante, ¿está Claudia Sheinbaum realmente lista para gobernar con su propia visión, o seguirá siendo una sombra del gobierno anterior? Por ahora, las respuestas siguen sin llegar.