Saltillo, Coahuila
En una ceremonia solemne encabezada por el gobernador Manolo Jiménez Salinas, Coahuila se convirtió en el primer estado del país en instalar formalmente el nuevo Poder Judicial con jueces y magistrados electos por voto popular. En total, 106 personas tomaron protesta como integrantes del renovado aparato judicial local, en un acto que —aunque histórico— dividió opiniones entre el entusiasmo político y la cautela empresarial.
Desde la sede del Congreso del Estado, el mandatario estatal aseguró que esta renovación “fortalece el modelo de seguridad, garantiza el Estado de Derecho y la atracción de inversiones”, comprometiéndose a apoyar al nuevo Poder Judicial a través de una Comisión de Transición que trabajará de forma coordinada con los tres poderes del estado.
“Una justicia rápida, imparcial y confiable es fundamental para mantener la paz social y la confianza empresarial”, afirmó Jiménez Salinas.
⚖️ Reforma histórica, pero controversial
Coahuila se convierte así en el laboratorio nacional de una reforma altamente polémica, impulsada a nivel federal y replicado por todo el país. Con la elección de jueces por voto ciudadano, el objetivo es —según sus impulsores— “democratizar” el sistema judicial y acercarlo al pueblo.
Sin embargo, para expertos financieros y organismos empresariales, esta medida erosiona los pilares del Estado de Derecho, al poner en riesgo la imparcialidad, la meritocracia y la independencia judicial, elementos clave para la atracción de inversión extranjera directa.
“La percepción de seguridad jurídica es esencial para decidir dónde colocar capital de largo plazo. Un juez electo por popularidad podría tomar decisiones condicionadas por la opinión pública y no por la ley”, advirtió un alto ejecutivo de un fondo de inversión con presencia en el norte del país, que pidió el anonimato.
🏛️ Las dos caras de un México: aplausos políticos, reservas empresariales
Mientras en el Congreso se escuchaban vítores a la “justicia ciudadana”, en los pasillos corporativos el ambiente era de prudencia. La Coparmex, el Consejo Coordinador Empresarial y organismos locales han expresado en semanas recientes su preocupación por la politización de la justicia, sobre todo en materia laboral, mercantil y penal, donde ya hay tensiones por resoluciones contradictorias.
En el evento estuvieron presentes figuras clave del ámbito judicial como el magistrado presidente Miguel Felipe Mery Ayup, quien aseguró que esta es una nueva etapa de “transición histórica”. También se tomó protesta a 90 jueces de primera instancia, y a las magistraturas de los tribunales distritales, de disciplina y del Tribunal Superior de Justicia, todos por un periodo de nueve años.
“Sabemos que este nuevo modelo está en observación nacional. Es una gran responsabilidad”, dijo una jueza de materia penal durante el acto.
💼 ¿Qué implicaciones tiene esto para el ecosistema empresarial?
Este cambio llega en un momento particularmente delicado para la economía mexicana:
- La inversión fija bruta se desplomó 7.1% en mayo, hilando nueve meses en caída.
- México se prepara para una revisión compleja del T-MEC a partir de octubre, bajo tensiones arancelarias con EE.UU.
- El futuro de Pemex y su impacto en las finanzas públicas añade más incertidumbre a las decisiones de inversión.
En este contexto, la reforma judicial no es solo un cambio estructural, sino un factor que se suma a la ecuación de riesgo país, sobre todo para sectores como la manufactura, el nearshoring, el comercio exterior y la banca.
🧩 Modelo de jueces electos
Coahuila ha dado un paso valiente y polémico. El modelo de jueces electos por voto ciudadano se presenta como una apuesta por la cercanía del poder judicial con la sociedad, pero a costa de erosionar la confianza de los mercados en la imparcialidad institucional.
Los próximos meses serán determinantes. El reto será garantizar que las decisiones judiciales se sigan rigiendo por el marco legal y no por el cálculo político o populista.
Mientras unos celebran el “triunfo democrático”, otros —sobre todo quienes mueven la economía y la inversión— observan con cautela y preocupación. Una vez más, México muestra sus dos caras: la euforia reformista y el vértigo empresarial.