CFE: De empresa productiva a barril sin fondo, arrastra pérdidas millonarias y deuda histórica

La paraestatal registró la mayor pérdida en 15 años, acumulando una deuda de casi 500 mil millones de pesos

Ciudad de México.

La Comisión Federal de Electricidad (CFE), que alguna vez fue símbolo de autosuficiencia y competitividad, se ha convertido en un peso muerto para las finanzas públicas de México. Al cierre de 2024, la empresa reportó una pérdida neta de 124 mil 444 millones de pesos, la peor en 15 años, reflejando su incapacidad de operar de manera eficiente y su creciente dependencia del subsidio gubernamental.

Los resultados financieros dejan en evidencia que la CFE ya no es una empresa productiva del Estado, sino una entidad que requiere inyecciones constantes de recursos públicos para sobrevivir. Mientras en 2023 la paraestatal aún lograba generar utilidades por 96 mil 191 millones de pesos, el último año dejó ver su verdadero rostro: un modelo de negocios insostenible, costos operativos descontrolados y una deuda que sigue en ascenso.

¿Qué está hundiendo a la CFE?

  • Pérdida cambiaria – La depreciación del peso frente al dólar tuvo un impacto negativo de 169 mil 115 millones de pesos en 2024, una cifra alarmante considerando que la empresa tiene gran parte de su deuda en dólares.
  • Gastos financieros desbordados – La CFE gastó 51 mil 839 millones de pesos en intereses durante el último trimestre del año, mientras que en el mismo periodo de 2023 no se erogó nada en este rubro.
  • Mayor número de clientes, pero sin eficiencia – La empresa creció en número de usuarios, atendiendo a 49 millones de clientes, un 1.7% más que en 2023, pero esto no se tradujo en rentabilidad.
  • Deuda impagable – La paraestatal cerró el año con una deuda total de 490 mil 499 millones de pesos, lo que prácticamente anula cualquier posibilidad de inversión real en infraestructura sin recurrir a más endeudamiento.
  • Subsidiada con dinero público – Aunque la CFE incrementó 2.7% sus ingresos, gran parte de estos provienen de transferencias del gobierno federal para cubrir el subsidio a las tarifas eléctricas. En otras palabras, no está generando ingresos sostenibles por sí misma.

¿El futuro de la CFE? Más ineficiencia y menos competitividad

Desde su creación como Empresa Productiva del Estado en 2014, la CFE supuestamente competiría en un mercado energético abierto y eficiente. Sin embargo, con la nueva legislación aprobada en el Senado, se convertirá en un monopolio de facto, garantizándole una participación mínima del 54% en la generación de electricidad, sin importar su falta de eficiencia o costos elevados.

Este modelo castiga la competitividad, desincentiva la inversión privada y pone en riesgo el desarrollo energético del país. Mientras en otros países la transición energética avanza con inversiones en fuentes renovables, eficiencia operativa y modelos de negocio sustentables, en México se apuesta por una empresa que arrastra pérdidas, depende de subsidios y acumula deuda.

¿Quién pagará esta factura?

La pregunta más preocupante es ¿quién absorberá las pérdidas de la CFE? La respuesta es obvia: los contribuyentes. Cada peso que la empresa deja de generar se traduce en un costo para el erario, afectando el presupuesto destinado a salud, educación e infraestructura.

Si bien el gobierno insiste en mantener la CFE como pilar del sector energético, los números no mienten: la empresa ya no es ni productiva ni sostenible. Como sucede con Pemex, otro gigante con pies de plomo, la CFE sigue el mismo camino de ser una carga financiera que México difícilmente podrá seguir soportando.

El 2024 dejó en claro que la paraestatal no puede mantenerse sin ayuda, pero ¿hasta cuándo se podrá seguir inyectando dinero público sin consecuencias? Lo que parece inevitable es que tarde o temprano, alguien tendrá que pagar la cuenta… y, como siempre, serán los mexicanos.