La decisión de estos líderes de jugar con la amenaza militar es un factor de riesgo que obliga a los inversores a adoptar una postura defensiva, limitando la inversión productiva y el crecimiento.
La CEPAL nos recuerda que la desigualdad es un fenómeno estructural. El capital no puede prosperar indefinidamente en un entorno donde la mayoría de la población está excluida de los beneficios del crecimiento.
La retórica de Washington escala al nivel de «ataques» y el gobierno mexicano se limita a descartar la intervención, mientras EE. UU. observa de cerca la incapacidad de México para controlar su territorio.
La cesión de espacios en el AICM a aerolíneas estadounidenses, tras la cancelación de rutas a empresas mexicanas, es la prueba de que Washington impone las condiciones en el tablero del T-MEC.
Hacienda y el Tesoro de EE. UU. asestan un golpe al Cártel del Pacífico, pero la acción se enmarca en la nueva estrategia militar de Washington para «proteger» el continente. La cooperación de México, bajo la lupa.
Pekín incluye 13 precursores químicos en su catálogo de control para EE. UU., México y Canadá, confirmando que la geopolítica se negocia con la audacia de la amenaza.
Tim Cook, Jamie Dimon y Mary Barra, piden a Washington que «proteja» sus inversiones del «país de las ocurrencias» y la justicia por voto popular.
El Secretario Ebrard, en un movimiento de ajedrez geopolítico, consolida lazos con potencias asiáticas mientras el T-MEC pende de un hilo. ¿Oportunidad de oro o riesgo calculado para México?
Este enfoque dual de negociación y firmeza define el nuevo posicionamiento de EEUU en el ajedrez mundial, con implicaciones directas para las decisiones de inversión y el flujo de capital de la IP
Washington intensifica la presión sobre México con la revocación de rutas aéreas y la amenaza de cancelación de visas, acciones que impactan directamente en el clima de negocios y la movilidad.
La decisión de estos líderes de jugar con la amenaza militar es un factor de riesgo que obliga a los inversores a adoptar una postura defensiva, limitando la inversión productiva y el crecimiento.
La CEPAL nos recuerda que la desigualdad es un fenómeno estructural. El capital no puede prosperar indefinidamente en un entorno donde la mayoría de la población está excluida de los beneficios del crecimiento.
La retórica de Washington escala al nivel de «ataques» y el gobierno mexicano se limita a descartar la intervención, mientras EE. UU. observa de cerca la incapacidad de México para controlar su territorio.
La cesión de espacios en el AICM a aerolíneas estadounidenses, tras la cancelación de rutas a empresas mexicanas, es la prueba de que Washington impone las condiciones en el tablero del T-MEC.
Hacienda y el Tesoro de EE. UU. asestan un golpe al Cártel del Pacífico, pero la acción se enmarca en la nueva estrategia militar de Washington para «proteger» el continente. La cooperación de México, bajo la lupa.
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Tim Cook, Jamie Dimon y Mary Barra, piden a Washington que «proteja» sus inversiones del «país de las ocurrencias» y la justicia por voto popular.
El Secretario Ebrard, en un movimiento de ajedrez geopolítico, consolida lazos con potencias asiáticas mientras el T-MEC pende de un hilo. ¿Oportunidad de oro o riesgo calculado para México?
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