Ciudad de México
Más allá de los discursos triunfalistas de las autoridades electorales y los gestos simbólicos de la presidenta Claudia Sheinbaum o del expresidente López Obrador, la elección judicial 2025 representa —según diversos analistas nacionales e internacionales— un punto de inflexión que compromete el equilibrio republicano de poderes y abre la puerta, peligrosamente, a una concentración de poder sin contrapesos efectivos.
Desde una visión democrática y profesional, esta jornada no puede ser aplaudida a ciegas. El contexto, la falta de condiciones reales de equidad, la debilidad institucional y el control político que ya ejerce el partido en el poder sobre los tres poderes del Estado —Ejecutivo, Legislativo y ahora Judicial— deberían, más bien, encender las alarmas.
🏛️ Una democracia con disfraz de elección
Aunque el INE celebró la instalación de más del 95% de las casillas, y la consejera presidenta Guadalupe Taddei llamó a fortalecer la democracia, el hecho es que el proceso fue profundamente cuestionado desde su concepción: la imposición de candidatos, la falta de perfiles jurídicos sólidos, y la opacidad en la evaluación de méritos deslegitiman el ejercicio.
Los ciudadanos no votaron con información suficiente. Elegir 881 cargos del Poder Judicial sin conocer los perfiles, propuestas o trayectorias, convierte al sufragio en una formalidad sin sustancia. Las movilizaciones en todo el país —como las convocadas por Marea Rosa, Unión Ciudadana Nacional o Chalecos México A.C.— reflejan una sociedad en resistencia, no una ciudadanía plenamente empoderada.
⚖️ El fin del equilibrio republicano
Hoy, el partido gobernante tiene —de facto— control sobre los tres poderes de la República. Esto elimina el último gran contrapeso constitucional: el Poder Judicial, que históricamente ha servido como muro de contención ante los excesos del poder.
¿Y qué viene ahora? La posibilidad real de reformas constitucionales a modo, uso discrecional de la justicia, persecución de opositores o periodistas, y una justicia politizada que, lejos de impartir imparcialidad, puede ser usada como instrumento de poder. Así lo advierten múltiples analistas internacionales, desde Human Rights Watch hasta el International Institute for Democracy and Electoral Assistance (IDEA).
💼 ¿Y el empresariado? Inseguridad jurídica en puerta
Para la comunidad empresarial, el riesgo es claro: inseguridad jurídica. ¿Cómo garantizar inversiones cuando el Poder Judicial deja de ser un árbitro neutral? ¿Quién protegerá los derechos de propiedad, los contratos, las garantías procesales?
Aunque el gobierno insiste en que esta elección dará pasó a una justicia «más cercana al pueblo», en el mundo de los negocios la certidumbre institucional es clave. Como lo han señalado cámaras empresariales y líderes económicos: sin Poder Judicial independiente, no hay clima de inversión.
El riesgo país para México podría elevarse, afectando la atracción de inversión extranjera directa (IED), sobre todo en un entorno global competitivo y con tensiones geopolíticas. A esto se suma la preocupación por la selectividad del Estado para hacer cumplir la ley, algo que históricamente ha espantado inversiones en otras latitudes.
🗣️ Las marchas y la sociedad civil: una voz que resiste, pero no logra incidir
Las movilizaciones pacíficas como el «Domingo Negro» en Paseo de la Reforma son valientes y necesarias, pero insuficientes ante la maquinaria política del oficialismo. El acarreo, el uso de recursos públicos y la estructura partidista desbordaron los espacios cívicos. No hubo piso parejo.
Sin embargo, su existencia demuestra que la sociedad mexicana aún tiene una fibra democrática viva. Y si bien hoy no logró frenar la captura del Poder Judicial, puede convertirse en una oposición cívica más articulada y firme en el futuro.
🔮 ¿Qué se puede esperar?
- Para la ciudadanía: un panorama incierto. El acceso a la justicia podría volverse más político que legal, más discrecional que institucional.
- Para los empresarios: un entorno de mayor riesgo regulatorio, con posibles arbitrariedades en juicios fiscales, laborales o administrativos.
- Para la democracia: un retroceso. Lo que se prometió como una «justicia del pueblo» puede terminar como una justicia del partido.
Y sin embargo, aún hay esperanza. La historia muestra que ningún poder es eterno, y que las democracias pueden corregir el rumbo cuando la ciudadanía se organiza y actúa con inteligencia.
📍 Hoy más que nunca, México necesita una sociedad civil informada, una clase empresarial activa, y medios libres. Porque un país sin justicia independiente, es un país sin libertad.