Washington D. C.
El presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, ha prometido una transformación radical con su «Agenda 2025», un ambicioso conjunto de políticas inspiradas en el Proyecto 2025 de The Heritage Foundation, un influyente think tank conservador. Este plan no solo reconfigurará a los Estados Unidos, sino que también tiene implicaciones profundas para el orden geopolítico mundial. Desde políticas de inmigración hasta propuestas de expansión territorial, pasando por la renegociación del comercio global, Trump se posiciona como un líder con una visión polarizadora para el futuro.
¿Qué es la Agenda 2025?
La Agenda 2025 incluye un amplio espectro de propuestas, desde desmantelar partes del gobierno federal hasta remodelar la economía, las relaciones internacionales y las políticas energéticas. Aunque Trump ha intentado distanciarse del Proyecto 2025 públicamente, muchas de sus políticas coinciden con sus lineamientos principales:
- Inmigración: Deportaciones masivas, culminación del muro fronterizo y la posibilidad de eliminar la ciudadanía por nacimiento.
- Energía: Retorno a los combustibles fósiles y desmantelamiento de políticas climáticas.
- Economía: Implementación de aranceles masivos, renegociación de tratados comerciales y un impuesto plano que podría beneficiar desproporcionadamente a las élites económicas.
- Gobernanza: Aumentar el control presidencial sobre la burocracia federal y eliminar departamentos clave como el de Educación.
- Relaciones internacionales: Una postura más nacionalista que incluye redefinir alianzas y enfrentar a competidores como China y Rusia desde una posición de fuerza.
Iniciativas controvertidas: Golfo de América, Canal de Panamá y Groenlandia
En línea con esta agenda, Trump ha propuesto medidas que parecen salidas de manuales expansionistas de otra época:
- Renombrar el Golfo de México como el «Golfo de América,» una medida que ha generado críticas por su tono unilateral y que podría tensar aún más las relaciones con México y el Caribe.
- Compra de Groenlandia: Aunque esta idea fue ridiculizada en su primer mandato, Trump ha retomado el tema, argumentando que sería clave para la seguridad nacional y el dominio estratégico del Ártico.
- Recompra del Canal de Panamá: El Congreso ya discute una ley para iniciar negociaciones con Panamá. Trump incluso ha insinuado que no descarta el uso de fuerza militar para este objetivo.
Trump, Putin y el conflicto en Ucrania
Trump ha dejado clara su preferencia por Vladimir Putin sobre otros líderes globales, incluido Xi Jinping de China. En días recientes, ha anunciado su intención de reunirse con Putin para negociar el fin del conflicto en Ucrania, una medida que podría legitimar las recientes conquistas territoriales de Rusia. Este enfoque ha generado preocupación en Europa, donde los aliados de la OTAN temen una posible erosión del compromiso estadounidense con la seguridad regional.
Impacto económico y geopolítico
La imposición de aranceles masivos y la reconfiguración de acuerdos comerciales tendrán repercusiones globales. Las empresas ya están buscando maneras de adaptarse, pero la incertidumbre es alta. Con amenazas de gravámenes de hasta el 25% a socios como México y Canadá, el comercio norteamericano podría sufrir una disrupción sin precedentes, afectando cadenas de suministro críticas.
Además, la comparación entre la Agenda 2025 y la estrategia de industrialización china es inevitable. Mientras China ha consolidado su influencia global, Trump busca revitalizar la manufactura estadounidense y reposicionar a México, Canadá y Estados Unidos como un bloque competitivo frente a Asia. Aquí, el T-MEC, nacido en la era neoliberal bajo Carlos Salinas de Gortari, se erige como el pilar de esta estrategia trinacional, a pesar de las críticas del propio Trump al neoliberalismo.
¿Una visión viable o una receta para el conflicto?
La Agenda 2025 refleja una apuesta audaz por una América más proteccionista, militarizada y expansiva. Sin embargo, plantea preguntas sobre su sostenibilidad y los costos que implicará, tanto para Estados Unidos como para el mundo. Con una política exterior que parece revivir el intervencionismo y una agenda económica que busca redibujar el mapa del comercio global, los próximos años bajo el liderazgo de Trump prometen ser tan disruptivos como decisivos.
La pregunta sigue siendo: ¿es esta una visión para «hacer a América grande de nuevo» o una estrategia que podría desestabilizar un orden internacional ya frágil? Solo el tiempo lo dirá.