Ciudad de México.
La moneda mexicana cerró 2024 con una depreciación histórica del 22,5 %, ubicándose en 20,88 pesos por dólar al cierre del año, según el Banco de México. Este desempeño contrasta drásticamente con el ‘superpeso’ de 2023, cuando la divisa mexicana había logrado una apreciación récord de casi el 13 %, consolidándose entonces como una de las monedas más fuertes entre los mercados emergentes.
El retroceso del peso es el cuarto peor desempeño anual desde la instauración del régimen de libre flotación en diciembre de 1994 y no se veía un desplome similar desde la crisis financiera de 2008.
Factores detrás de la depreciación
El debilitamiento de la moneda mexicana tiene múltiples causas, entre las que destacan:
- Incertidumbre política interna:
- Reformas controversiales: La aprobación de cambios constitucionales, como la reforma judicial que permitirá la elección popular de jueces y magistrados, ha generado preocupación sobre la estabilidad institucional y la seguridad jurídica para los inversionistas.
- Eliminación de organismos autónomos: La desaparición de entidades como el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) y la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) aumentó las dudas sobre la independencia regulatoria.
- Amenazas externas:
- Políticas de Donald Trump: El presidente electo de Estados Unidos, quien asumirá el cargo el próximo 20 de enero, ha prometido aranceles del 25 % a los productos mexicanos si el país no frena la migración y el tráfico de drogas. Estas amenazas han generado aversión al riesgo en los mercados y han afectado la confianza de los inversionistas.
- Baja inversión: La desaceleración en los flujos de inversión extranjera directa, en parte por el nearshoring detenido debido a la incertidumbre regulatoria y política, ha limitado el crecimiento económico y exacerbado la presión sobre el peso.
Impacto en la economía mexicana
La depreciación del peso tiene implicaciones profundas para la economía:
- Aumento en el costo de las importaciones: Productos como maquinaria, tecnología y materias primas se encarecerán, afectando a empresas nacionales y a los consumidores finales.
- Presión inflacionaria: Un peso más débil incrementa los precios de bienes importados, lo que podría complicar el panorama inflacionario en 2025.
- Incertidumbre en el comercio exterior: Las amenazas arancelarias de Trump y el debilitamiento de la moneda podrían perjudicar aún más las exportaciones, uno de los motores principales de la economía nacional.
Retos y perspectivas para 2025
El inicio de 2025 plantea desafíos cruciales para México. Entre las prioridades destacan:
- Restaurar la confianza: El Gobierno deberá enviar señales claras de estabilidad política y económica para calmar los mercados y atraer inversiones.
- Fortalecer la relación comercial con EE. UU.: Enfrentar las posibles políticas proteccionistas de Trump requerirá una estrategia diplomática y comercial sólida.
- Fomentar la inversión: La promoción del nearshoring, acompañada de incentivos fiscales y garantías de seguridad jurídica, será fundamental para reactivar la llegada de capital extranjero.
¿Qué esperar del peso en 2025?
Aunque los analistas ven un panorama incierto, factores como la postura del Banco de México para controlar la inflación y las medidas gubernamentales para atraer inversiones serán clave. No obstante, la depreciación de 2024 refleja la urgencia de ajustar el rumbo en un año marcado por los desafíos internos y las presiones externas.
México tiene frente a sí la oportunidad de corregir el rumbo, pero el tiempo apremia. Como lo ha demostrado 2024, las decisiones económicas y políticas no solo impactan en la percepción internacional, sino también en el bolsillo de los mexicanos.