¿Aranceles Textiles: un golpe estratégico o un movimiento cuestionable?

México toma medidas para proteger su industria textil, pero el impacto geopolítico y comercial genera dudas.

Ciudad de México

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, emitió un decreto que incrementa temporalmente los aranceles a las importaciones de textiles y mercancías confeccionadas, con el objetivo de proteger a una industria que genera alrededor de 400 mil empleos. Estas medidas buscan frenar el contrabando, la evasión fiscal y las prácticas desleales que afectan la competitividad del sector. Sin embargo, en un contexto de tensiones geopolíticas entre Estados Unidos y China, las implicaciones van más allá del ámbito comercial.

El decreto establece un incremento del 35% al ​​arancel de 138 fracciones de mercancías y del 15% en 17 fracciones textiles, además de ampliar la lista de productos excluidos del Programa IMMEX. Según el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, estas medidas son indispensables ante la pérdida de 79 mil empleos en los últimos años y la contracción del PIB del sector en un 4,8% anual. La intención es clara: fortalecer la industria nacional y preservar los empleos, pero surgen cuestionamientos sobre la viabilidad y el impacto de estas acciones.

¿Estrategia comercial o mensaje geopolítico?

En un momento en el que Estados Unidos y China disputan la hegemonía económica global, México parece estar tomando partido. La presidenta Sheinbaum argumenta que los aranceles buscan fomentar condiciones justas y privilegiar el comercio con mercados con los que México tiene tratados, como Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, esta estrategia podría interpretarse como una señal de alineación con los intereses estadounidenses, un movimiento delicado para un país cuya economía depende de ambos gigantes.

China, el mayor exportador de textiles del mundo, podría considerar estas medidas como un obstáculo en su relación comercial con México, especialmente en un entorno donde las tensiones comerciales con Estados Unidos ya han escalado. ¿Es prudente que México implemente estas políticas en un clima de turbulencia global? ¿Qué consecuencias podrían tener para las cadenas de suministro y la inversión extranjera?

El impacto en los empresarios y consumidores

Mientras el gobierno busca fortalecer la producción nacional, los costos de las materias primas importadas y de los productos terminados podrían aumentar. Esto afectará no solo a los empresarios del sector, sino también a los consumidores, quienes podrían enfrentar precios más altos. Si bien se espera que las medidas estimulen la competitividad y el empleo en el sector textil, queda por ver si lograrán equilibrar el impacto en otros sectores y en el mercado en general.

Además, el decreto incluye la fiscalización de agentes aduanales. A la fecha, siete patentes han sido canceladas por irregularidades y omisiones. Esta acción busca combatir la corrupción en las aduanas, un paso necesario pero que podría generar incertidumbre entre los actores del comercio exterior.

¿Confianza en el gabinete?

El protagonismo de Marcelo Ebrard en este anuncio pone en la mira su relación con la presidenta Sheinbaum. Aunque el secretario de Economía ha destacado la importancia del decreto, algunos analistas se preguntan si la jefa del Ejecutivo confía plenamente en su equipo o si figuras como Altagracia Gómez, podrían influir en futuras decisiones.

Oportunidades y desafíos

A pesar de las críticas, las medidas también representan una oportunidad para que la industria textil mexicana recupere terreno y fortalezca su posición en el mercado global. Si se implementa correctamente, podría convertirse en un catalizador para la innovación y la diversificación del sector. Sin embargo, el gobierno deberá manejar con cautela las implicaciones geopolíticas y económicas, evitando que estas políticas sean percibidas como proteccionistas o desestabilizadoras.

El camino por delante no será fácil. La administración deberá equilibrar la protección de la industria nacional con la integración en las cadenas globales de valor, mientras navega en un entorno de tensiones comerciales y políticas. Lo que está en juego no es solo el futuro de la industria textil, sino también la posición de México en el tablero geopolítico mundial.