Ciudad de México.
El Banco de México (Banxico) anunció una reducción de 25 puntos base en la Tasa de Interés Interbancaria a un día, situándola en 10%. Este movimiento, efectivo a partir del 20 de diciembre de 2024, marca un nuevo enfoque en la política monetaria tras un año de señales mixtas en el entorno económico global y local.
Lo que representa el recorte para México
La decisión refleja un contexto de mejoría en las expectativas inflacionarias, con la inflación general reduciéndose de 4.76% en octubre a 4.55% en noviembre y una tendencia clara a la baja en la inflación subyacente, que se ubica ahora en 3.58%. Sin embargo, las previsiones de Banxico apuntan a una convergencia a su meta del 3% hacia el tercer trimestre de 2026. Esto abre preguntas sobre el impacto a corto plazo en los mercados y la economía real.
Para los inversionistas, el ajuste sugiere una señal de estabilidad en el control inflacionario, lo que podría fomentar mayor confianza en los activos mexicanos. Sin embargo, el panorama no está exento de riesgos. La volatilidad en el tipo de cambio y las posibles tensiones comerciales con Estados Unidos —incluyendo aranceles potenciales— añaden incertidumbre a las proyecciones económicas.
Repercusiones en el tipo de cambio y las inversiones
Tras episodios de depreciación, el peso mexicano mostró cierta recuperación, respaldado por esta medida. Sin embargo, Banxico advierte que el balance de riesgos para la inflación sigue sesgado al alza, lo que podría afectar la estabilidad cambiaria si los choques globales persisten.
En términos de inversión, la reducción de la tasa podría ser un incentivo para el sector productivo, al abaratar los costos de financiamiento. No obstante, el desafío será mantener el atractivo del país frente a calificadoras internacionales, que evalúan no solo las políticas internas, sino también las dinámicas externas, como el posible endurecimiento de las relaciones comerciales con Estados Unidos.
Hacia el 2025: ¿Estabilidad o vulnerabilidad?
Para el próximo año, Banxico estima que la economía mexicana podría enfrentar una «atonía» tras mostrar un repunte en el tercer trimestre de 2024. La reducción de la tasa plantea un enfoque en fomentar el crecimiento, pero las calificadoras y los mercados internacionales estarán atentos al margen de maniobra del país para evitar presiones inflacionarias adicionales.
En un contexto global marcado por tensiones geopolíticas y una desaceleración en China, México deberá equilibrar sus políticas internas con su integración en cadenas globales de valor. Las decisiones de política monetaria, como esta reducción de tasas, serán clave para posicionar al país en un escenario de crecimiento sostenible y atractivo para los inversionistas.
En este sentido, la baja de la tasa de interés representa un mensaje positivo hacia una desinflación sostenida y una postura menos restrictiva en 2025. Sin embargo, los desafíos en comercio exterior, el tipo de cambio y la inflación persistente exigirán prudencia en la ejecución de políticas que impulsen tanto la confianza de los mercados como el bienestar de los mexicanos.