Ciudad de México.
A 81 años del inicio de sus relaciones diplomáticas y con tres décadas de libre comercio a cuestas, México y Canadá anunciaron un nuevo paso en su vínculo bilateral: la Asociación Estratégica Integral México-Canadá y la presentación del Plan de Acción 2025-2028, que busca reposicionar a ambos países en la antesala de la inminente renegociación del T-MEC con Estados Unidos.
El anuncio, encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y el primer ministro canadiense Mark Carney, no solo representa una actualización de los compromisos históricos de cooperación, sino un reposicionamiento geopolítico frente a los desafíos que plantea un escenario global dominado por la guerra arancelaria impulsada por Washington y la reconfiguración de las cadenas de suministro.
Los cuatro pilares de la alianza
El Plan de Acción se estructura en torno a cuatro ejes estratégicos: prosperidad; movilidad, inclusión y bienestar; seguridad; y medio ambiente y sostenibilidad. Cada pilar refleja prioridades compartidas que buscan blindar la relación bilateral y fortalecer a América del Norte como un bloque competitivo frente a Asia y Europa.
En materia económica, destacan la facilitación del comercio, la promoción de la inversión, la cooperación en innovación tecnológica y la construcción de cadenas de suministro resilientes, particularmente en sectores clave como energía, minería, agricultura y biotecnología.
El plan también contempla un grupo de trabajo en conectividad portuaria y logística, lo que podría traducirse en ventajas para los exportadores e importadores en ambos países. En paralelo, se fomentará la colaboración en transición energética y minería sostenible, ámbitos que son cada vez más estratégicos en la competencia global.
Una antesala estratégica al T-MEC
Si bien el documento se presenta como una hoja de ruta bilateral, en la práctica se lee como un movimiento de preparación hacia la renegociación del T-MEC, prevista para 2026. Tanto México como Canadá buscan presentarse con una posición común frente a Estados Unidos, lo que podría equilibrar las presiones arancelarias de la administración de Donald Trump y, al mismo tiempo, proteger sectores estratégicos.
Para el empresariado, el Plan de Acción es un mensaje de estabilidad: más allá de las tensiones políticas con Washington, México y Canadá están alineando su cooperación para defender reglas claras de comercio, inversión y movilidad laboral.
Más allá de la diplomacia
El fortalecimiento de los lazos también tiene un componente social y político. Con un apartado específico sobre migración laboral y programas como el de Trabajadores Agrícolas Temporales, ambos gobiernos refuerzan la narrativa de inclusión y movilidad, al tiempo que envían señales de certidumbre a sectores productivos que dependen de la mano de obra transfronteriza.
En el ámbito de seguridad, se plantea un diálogo bilateral enfocado en crimen organizado, tráfico de fentanilo y ciberseguridad, mostrando que la cooperación económica va de la mano con la protección de las cadenas de suministro y la estabilidad regional.
Perspectiva empresarial
Para los inversionistas, este plan abre espacios de oportunidad en innovación, transición energética y agricultura climáticamente inteligente. Sin embargo, el verdadero valor del acuerdo radica en que México y Canadá están configurando un bloque común frente a Washington en un momento decisivo.
En un entorno donde el unilateralismo estadounidense podría tensionar el libre comercio, la coordinación bilateral se convierte en un seguro político y económico para sostener la competitividad de América del Norte.