Ciudad de México.
Este lunes 8 de septiembre, el gobierno de México encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo entregará al Congreso de la Unión el Paquete Económico 2026, uno de los ejercicios más relevantes para la política fiscal del país. La propuesta, que incluye la Ley de Ingresos, el Presupuesto de Egresos y la Miscelánea Fiscal, será analizada por diputados y senadores en un debate de pronóstico reservado, con implicaciones directas para ciudadanos, empresas e inversionistas.
La presidenta del Senado, Laura Itzel Castillo Juárez, adelantó que el documento definirá “las bases de lo que se podrá hacer el siguiente año desde la administración pública en beneficio del país”, mientras que el presidente de la Jucopo en San Lázaro, Ricardo Monreal Ávila, aseguró que tendrá prioridad absoluta en la agenda legislativa.
¿Qué está en juego?
El Paquete Económico 2026 determinará la forma en que el Estado mexicano recaude recursos y los distribuya, con un impacto transversal:
- Ley de Ingresos: define qué impuestos, derechos y aprovechamientos se cobrarán, además de ingresos por petróleo, deuda y aranceles.
- Miscelánea Fiscal: establecerá cambios en materia de ISR, IVA, IEPS, derechos federales y nuevas reglas contra la evasión. En el radar aparecen impuestos a refresqueras, controles contra facturas falsas y la posibilidad de aplicar aranceles adicionales a países sin tratados comerciales.
- Presupuesto de Egresos: detallará los montos destinados a salud, educación, infraestructura, Pemex, CFE, IMSS e ISSSTE, así como los recortes necesarios para reducir el déficit fiscal.
Especialistas advierten que la Secretaría de Hacienda buscará enviar señales de disciplina, recortando gasto corriente y aumentando la vigilancia tributaria, en un contexto donde la deuda pública y el déficit fiscal son observados de cerca por las agencias calificadoras internacionales.
Inversionistas y empresarios: expectantes
El paquete será seguido con lupa no solo en el Congreso, sino en los mercados. Desde los trabajadores de a pie hasta los grandes inversionistas, el interés es el mismo: cómo se moverán los equilibrios fiscales y qué implicará para el consumo, la inversión y el empleo.
Analistas privados advierten que cualquier señal de nuevos impuestos, recortes agresivos o medidas regulatorias poco claras podría generar incertidumbre en los flujos de inversión. Por el contrario, un presupuesto realista, con disciplina fiscal y claridad en los proyectos de infraestructura, podría enviar un mensaje de estabilidad a los mercados.
Un debate de pronóstico reservado
La discusión no será sencilla. Diputados y senadores anticipan un debate intenso, pues además del paquete fiscal, se discutirán reformas sensibles como la unificación del tipo penal de extorsión. El reto será lograr consensos en un ambiente donde la polarización política se combina con la presión de los tiempos económicos.
Lo que está en juego no es menor: el rumbo de la economía mexicana en un 2026 marcado por retos globales como la volatilidad de tasas de interés, la transición energética, la renegociación de cadenas de suministro y la creciente presión comercial de Estados Unidos bajo la administración Trump.
El 8 de septiembre de 2025 marcará un día clave para las finanzas públicas del país. Los reflectores estarán puestos en el Congreso de la Unión, donde se delineará si México avanza con pasos firmes hacia la estabilidad fiscal, o si se abre un nuevo frente de incertidumbre que impacte la confianza de inversionistas y el bolsillo de los ciudadanos.