Trump cena con las Big Tech y se prepara para controlar el futuro

Washington concentra poder como nunca antes: Trump junta a los gigantes tecnológicos, asegura la cumbre del G20 en su propio resort en Miami y aprovecha la coincidencia con la Copa del Mundo 2026 para dictar las reglas de la geopolítica, la geoeconomía y ahora la geotecnología.

Washington

La escena fue tan simbólica como inquietante: Donald Trump, rodeado de los líderes de las Big Tech en el Comedor de Estado de la Casa Blanca, interrogando uno por uno cuánto están invirtiendo en Estados Unidos. Zuckerberg prometiendo 600,000 millones en infraestructura, Tim Cook agradeciendo (casi a regañadientes) el espacio que Apple tiene para producir bajo la amenaza de aranceles, y Sundar Pichai junto a Lisa Su aplaudiendo las políticas de inteligencia artificial de la administración.

Lejos de ser una simple cena, la reunión fue la consolidación de meses de acercamiento entre la Casa Blanca y el sector tecnológico. Trump, con su estilo habitual, marcó la pauta: elogios al líder republicano a cambio de compromisos de inversión. La señal es clara: si las tecnológicas quieren operar en el mayor mercado del mundo, deben alinearse al guion Trump.

La geotecnología: el nuevo frente de poder

Más allá de los gestos, el encuentro confirma un cambio profundo: Washington ya no solo controla la geopolítica y la geoeconomía, sino que avanza para dominar la geotecnología. La primera dama, Melania Trump, lanzó recientemente un desafío nacional de inteligencia artificial y ha convertido la capacitación en IA en una política de Estado, apoyada por Nadella y los principales ejecutivos del sector.

La ausencia de Elon Musk, Jeff Bezos y Jensen Huang (Nvidia) llamó la atención, pero sus empresas ya mantienen estrechos lazos con la administración. Lo que quedó claro es que, en este tablero, nadie está fuera del alcance del nuevo orden que Trump está diseñando.

G20 en Miami: Trump mezcla negocios, política y espectáculo

Como si la cena no fuera suficiente, el mandatario estadounidense anunció que en 2026 EE.UU. será sede del G20, y lo hará en su propio resort en Miami, el Trump Doral, a solo 10 kilómetros del aeropuerto internacional. El mensaje es tan evidente como polémico: Trump convierte un evento global en escaparate de su poder personal, bajo la justificación de mostrar al mundo “lo que Estados Unidos puede ofrecer”.

A ello se suma la posibilidad de que Xi Jinping y Vladímir Putin participen como observadores en la cumbre. De concretarse, sería la foto más tensa y estratégica de la década, en un contexto de fracturas globales y rivalidades abiertas.

2026: Mundial de fútbol y G20 en EE.UU., ¿coincidencia o estrategia?

El calendario no es casual: en 2026, Estados Unidos acogerá dos de los eventos más importantes del planeta: la Copa Mundial de la FIFA y el G20. Deporte y política, economía y espectáculo global, todo bajo el paraguas del liderazgo Trump.

Para los inversionistas, el mensaje es contundente: EE.UU. quiere dictar las reglas no solo del comercio y la seguridad, sino también de la innovación tecnológica que marcará los próximos años. Y lo hace en un momento donde América Latina —México en particular— enfrenta presiones por aranceles, narcotráfico y la necesidad de mostrarse como un socio confiable frente a Washington.