Ciudad de México.
El sector industrial mexicano cerró junio con una caída interanual del 0.4%, encendiendo las alarmas entre analistas, inversionistas y líderes empresariales que ven en este retroceso un síntoma de un problema mayor: la creciente presión de China sobre las cadenas de producción globales.
De acuerdo con cifras del INEGI, la contracción fue impulsada por la fuerte caída en la minería (-8.6%) y en la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y gas (-3.7%). Aunque la construcción (+1.7%) y las manufacturas (+0.7%) ofrecieron ligeros repuntes, no lograron evitar que el primer semestre de 2025 cerrara con un retroceso acumulado de 1.3% en la producción industrial.
Un enfriamiento que preocupa a los CEO y al capital extranjero
Más allá de las cifras puntuales, este enfriamiento de la industria mexicana llega en un momento geopolíticamente delicado. La guerra comercial entre Estados Unidos y China ha puesto bajo la lupa la dependencia de México de las exportaciones manufactureras y su posición en la competencia por el control de los mercados industriales.
Varios analistas consultados coinciden: China está acelerando su estrategia de industrialización y desplazando producción en mercados clave, incluida Latinoamérica. Mientras tanto, Estados Unidos busca frenar esa influencia con aranceles masivos, medida que indirectamente presiona a México a reforzar su capacidad productiva para no perder terreno.
Señales de alerta para los inversionistas
La minería acumula una caída del 8.8% en lo que va del año, la generación y suministro de energía retrocede un 2.1%, y las manufacturas muestran estancamiento con un -0.1%. Estos números impactan directamente en el atractivo de México para la inversión extranjera directa, sobre todo en sectores estratégicos que requieren certidumbre energética, estabilidad productiva y cadenas de valor competitivas.
Para los inversionistas internacionales, la lectura es clara: el debilitamiento industrial no solo es coyuntural, sino que refleja un riesgo estructural que podría acentuarse si México no acelera políticas de reindustrialización, innovación tecnológica y diversificación de mercados.
El espejo de Trump y la lección estadounidense
El trasfondo de los aranceles de Donald Trump es precisamente impedir que China gane la batalla industrial. Sin embargo, en México —uno de los mayores socios comerciales de Estados Unidos— el golpe ya se siente: la desaceleración en la producción es una advertencia de que el país no puede dormirse en sus laureles como potencia manufacturera de Norteamérica.
El reto para el segundo semestre de 2025 es mayúsculo: reactivar el músculo industrial antes de que el terreno perdido sea ocupado por competidores más agresivos, especialmente cuando se acerca la renegociación del T-MEC y las condiciones comerciales pueden endurecerse.
En palabras de un consultor industrial: “En la nueva economía global, no sobrevive el que produce más barato, sino el que asegura su lugar en la cadena de valor. México aún está a tiempo, pero el reloj ya corre”.
Con Información de EFE