📉 Ciudad de México
En un contexto marcado por la desaceleración económica, el crecimiento limitado del PIB y señales de alerta de calificadoras internacionales, el mercado laboral mexicano muestra una aparente paradoja: la tasa de desempleo es históricamente baja (2.5% en el 1T25), pero lejos de ser una buena noticia, refleja una desconexión preocupante con la realidad productiva del país.
Según el más reciente Reporte de Perspectiva Económica Semanal de Citibanamex, esta baja tasa de desempleo no es resultado de una economía robusta o de un mercado laboral dinámico, sino de una combinación de factores estructurales y, particularmente, del impacto creciente de los programas sociales gubernamentales, que están alterando las decisiones de participación laboral.
💰 El subsidio como sustituto del salario
Los datos son reveladores: actualmente más de 31 millones de personas reciben transferencias monetarias del gobierno. Entre 2019 y 2025, la población mayor de 15 años que recibe algún apoyo monetario pasó de 12.9 a 22.6 millones. De ellos, el 73.1% pertenece a la población no económicamente activa (PNEA). Es decir, no trabajan, no buscan empleo… pero reciben dinero.
Este fenómeno explica en parte por qué la tasa de participación laboral (PEA) se ha desplomado a 59.2% —la más baja desde la pandemia— mientras que el desempleo medido convencionalmente baja. El resultado: un mercado laboral maquillado y cada vez menos eficiente.
⚠️ ¿Qué implica esto para los empresarios y mercados financieros?
- Menor disponibilidad de fuerza laboral calificada: Los subsidios están desincentivando la búsqueda activa de empleo, especialmente entre jóvenes y adultos mayores.
- Aumento de la informalidad: Más del 54% de la población ocupada trabaja fuera del sector formal.
- Menor productividad nacional: Los incentivos laborales se distorsionan y el trabajo precario prolifera, lo que afecta la competitividad empresarial.
- Mayor carga fiscal futura: La ampliación de programas sociales presiona el gasto público sin aumentar la base contributiva.
🔍 El verdadero desempleo: 10.3%
Al aplicar la medición extendida sugerida por la OIT —que incluye a quienes quieren trabajar pero no buscan activamente— la tasa de desempleo real de México sería del 10.3% (2025), muy por encima del promedio de la OCDE (7.8%).
Esto coloca al país como uno de los que más distorsionan sus cifras laborales por diseño metodológico y uso político.
📉 Repercusiones económicas y riesgos inmediatos
En paralelo, el reporte señala que la economía mexicana enfrenta una caída generalizada de actividad productiva en todas las regiones. La industria manufacturera ha perdido tracción, la inversión pública en infraestructura es menor a la esperada y la incertidumbre por la política comercial de EE.UU. se mantiene.
A esto se suma la advertencia de Fitch Ratings sobre una inminente recesión técnica y el éxodo de empresas como General Motors y Michelin, que han decidido trasladar parte de su producción a Estados Unidos, producto de los aranceles y el clima económico desfavorable en México.
📌 Decisiones empresariales bajo presión
México enfrenta un panorama de riesgo estructural. El uso indiscriminado de programas sociales puede estar generando una falsa percepción de estabilidad laboral y desincentivando la participación productiva, al mismo tiempo que deteriora los fundamentos económicos del país.
Para los líderes empresariales y financieros, el mensaje es claro: la toma de decisiones debe considerar no solo indicadores oficiales, sino también sus distorsiones. La política social, lejos de ser un amortiguador, podría estar incubando un problema estructural que afectará inversión, empleo y competitividad en el mediano plazo.