Ciudad de México.
La guerra comercial entre México y Estados Unidos tuvo un breve pero severo impacto en la economía nacional. Los aranceles del 25 % impuestos por el presidente Donald Trump el 4 de marzo y suspendidos apenas dos días después, el 6 de marzo, fueron suficientes para dejar estragos en el comercio exterior y, sobre todo, en las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes), que hasta el momento siguen sin un plan de apoyo o estrategia de contención por parte del Gobierno federal.
La Asociación Nacional de Importadores y Exportadores de la República Mexicana (Anier) reportó una caída de hasta 40 % en las exportaciones en algunos días, afectando principalmente a empresas en la frontera norte, como en Ciudad Juárez, Chihuahua. Tan solo el 4 de marzo, día en que entraron en vigor los aranceles, las pérdidas se estimaron en 104 millones de dólares.
Si bien las grandes corporaciones cuentan con mayor capacidad de maniobra financiera para sobrellevar estos impactos, las Pymes se encuentran en un escenario crítico. Muchas de ellas no solo dependen de las exportaciones a Estados Unidos, sino que forman parte de cadenas de suministro más grandes, lo que significa que cualquier interrupción en el comercio las deja expuestas a caídas en la demanda, retrasos en pagos y costos adicionales que no pueden absorber con facilidad.
Incertidumbre total: el 2 de abril, una nueva amenaza
A pesar de que el presidente Trump anunció una suspensión temporal de los aranceles, la amenaza sigue latente para el 2 de abril, fecha en la que se decidirá si la medida se reanuda o si se llega a un acuerdo definitivo.
Este aplazamiento, lejos de brindar tranquilidad, ha generado un ambiente de incertidumbre económica que entorpece la toma de decisiones para los empresarios. Las inversiones se frenan, los proyectos de expansión se postergan y las negociaciones comerciales quedan en un limbo, sin una dirección clara.
Más preocupante aún es que, hasta el momento, el Gobierno de Claudia Sheinbaum no ha presentado un plan de contingencia o apoyo específico para las Pymes. La respuesta ha sido únicamente esperar y confiar en que las negociaciones con Trump evitarán un nuevo golpe arancelario. Sin embargo, la realidad es que el sector empresarial sigue sin saber a qué atenerse, y eso es lo peor que puede ocurrir en un entorno de negocios.
El costo de la incertidumbre y la falta de acción
El comercio con Estados Unidos representa casi el 30 % del PIB mexicano, con exportaciones que alcanzaron los 490,183 millones de dólares en 2023, de acuerdo con el Instituto Mexicano de Competitividad (IMCO). Es un sector que no puede operar bajo la incertidumbre y que requiere acciones claras y estrategias definidas para mitigar riesgos.
Mientras el Gobierno mexicano apuesta por la paciencia y la espera, las Pymes siguen cargando con el peso de la incertidumbre, sin medidas de apoyo que las protejan en caso de que, en abril, los aranceles se conviertan en una realidad permanente.
La pregunta sigue en el aire: ¿Qué pasará el 2 de abril? Y más importante aún, ¿Quién piensa en las Pymes?