Ciudad de México.
La inflación en México repuntó a 3.8% anual en febrero, un incremento que rompe la tendencia a la baja observada en los últimos cuatro meses, según datos de Banamex e INEGI. Este aumento ha encendido las alarmas en el sector empresarial, que ya enfrenta una combinación peligrosa de altos costos de insumos, desaceleración económica y menor inversión extranjera.
Los datos muestran que el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) creció 0.28% mensual en febrero, por encima del promedio histórico de 0.40%. Aunque a simple vista esta cifra parece moderada, la inflación subyacente, que excluye los productos más volátiles, sigue en niveles preocupantes de 3.65% anual.
«Vemos señales de que la inflación no cederá tan rápido como se esperaba, y eso genera incertidumbre para el crecimiento económico», advierte el reporte de Banamex.
Factores que impulsan la inflación
El incremento de la inflación responde principalmente a tres factores:
- Alza en los precios de productos pecuarios, con un aumento del 10.53% anual, impactando directamente el costo de alimentos esenciales como carne de res, pollo y huevo.
- Incremento en el sector de servicios, que se mantiene por encima del promedio de los últimos 10 años, con alzas en educación (5.73%) y vivienda (3.75%).
- Efecto rezagado de la depreciación del peso, que encarece las importaciones y eleva el costo de producción de bienes nacionales.
Por el contrario, hubo ligeras reducciones en frutas y verduras (-5.54%) y una menor presión en energéticos, aunque estos continúan con una inflación anual del 3.74%.
¿Riesgo de recesión en el horizonte?
El mayor temor del sector empresarial es la combinación de inflación persistente y desaceleración del crecimiento económico, lo que podría desembocar en un escenario de estanflación o incluso una recesión técnica.
Los analistas de Banamex estiman que la inflación cerrará el año en 3.8%, pero advierten que para 2026 podría repuntar hasta el 4%, lo que supondría un desafío adicional para la estabilidad financiera y la inversión en el país.
Otro factor preocupante es el incremento en la inflación de precios al productor, que alcanzó un máximo de dos años al situarse en 7.97% en febrero. Esto significa que las empresas están enfrentando mayores costos de producción, lo que podría trasladarse a los consumidores en los próximos meses, afectando aún más la demanda.
Impacto en el sector empresarial
Las señales de alerta están encendidas para empresarios y tomadores de decisiones. Entre los sectores más vulnerables a esta dinámica inflacionaria destacan:
- Manufactura y exportación: Aumento en costos de insumos y logística.
- Consumo y retail: Posible reducción del gasto de los hogares debido a la pérdida del poder adquisitivo.
- Construcción e inmobiliario: Alza en costos de materiales y financiamiento.
«La incertidumbre económica está golpeando la confianza empresarial y puede frenar proyectos de inversión clave para el país», señaló un analista financiero consultado.
Perspectivas y acciones a seguir
A pesar de este panorama desafiante, el sector empresarial aún puede tomar medidas para mitigar el impacto inflacionario y prepararse ante un posible entorno recesivo:
- Estrategias de cobertura cambiaria para reducir la exposición a la volatilidad del peso.
- Optimización de costos a través de eficiencias operativas y renegociación de contratos con proveedores.
- Diversificación de mercados para minimizar la dependencia del consumo interno.
- Fortalecimiento del financiamiento para garantizar liquidez ante escenarios de menor crecimiento.
Los próximos meses serán clave para determinar si la inflación puede ser controlada sin sacrificar el crecimiento económico o si, por el contrario, México se encamina a una crisis de consumo y empleo. En un entorno de incertidumbre creciente, las empresas deben prepararse para un 2025 lleno de desafíos y tomar decisiones estratégicas con base en datos sólidos y visión de largo plazo.