Ciudad de México.
El avance de China, Corea del Sur y Taiwán en la industrialización de México ha sido arrollador. Entre 2019 y 2024, las inversiones asiáticas representaron el 61% de la demanda total de naves industriales en el país, con China liderando este fenómeno. Solo las empresas chinas rentaron casi 3 millones de metros cuadrados en parques industriales para instalar fábricas enfocadas en automóviles, electrodomésticos y tecnología.
Este fenómeno se ha convertido en un arma de doble filo para México. Por un lado, significa inversión, empleo y desarrollo industrial, pero por otro, complica la relación con Estados Unidos, su principal socio comercial y competidor global de China.
¿México: ¿Centro de Manufactura para China o Potencia Industrial Propia?
El boom del nearshoring ha permitido que China pase de ser un país exportador a un invasor comercial estratégico. En lugar de producir y enviar desde su país, ahora instala fábricas en México para seguir abasteciendo al mercado estadounidense sin enfrentar los costos de exportación y aranceles.
Las empresas estadounidenses, en contraste, solo ocuparon el 19% de los espacios industriales, una cifra preocupante para el gobierno de EE.UU., que ve en esta expansión asiática un desafío a su hegemonía manufacturera en la región.
El choque entre el Plan México y la estrategia china
El Plan México, impulsado por el gobierno federal, busca consolidar a México como una potencia manufacturera independiente y no solo un receptor de inversión extranjera. Este esfuerzo se centra en sectores clave como:
- Semiconductores: México ya anunció la creación de un centro de diseño de chips en 2025 y una planta de manufactura en 2026, con el objetivo de reducir su dependencia de importaciones asiáticas.
- Automóviles eléctricos: Con el desarrollo de vehículos híbridos y eléctricos, México quiere competir con las grandes potencias automotrices del mundo.
- Producción local: La estrategia del Hecho en México busca fortalecer la cadena de valor nacional y reducir la presencia de empresas extranjeras en sectores clave.
Sin embargo, el dominio de China en la manufactura y su rápida instalación en México podrían dificultar este objetivo, ya que gran parte de la producción sigue dependiendo de insumos y tecnología asiática.
La ventaja de México: el acceso al mercado más grande del mundo
A pesar de la fuerte presencia china, México cuenta con una ventaja inigualable: su proximidad con Estados Unidos, el mercado de consumo más grande del mundo.
Ser parte del T-MEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá) le da a México un acceso preferencial que China no tiene. Esta cercanía, sumada a la creciente colaboración con EE.UU. en semiconductores, electromovilidad y manufactura avanzada, puede posicionar al país como un competidor clave en la industrialización de América del Norte.
¿Nearshoring o American Shoring? El futuro de la manufactura en México
La apuesta de China por instalar fábricas en México ha sido una jugada estratégica que evade aranceles y mantiene su dominio en la producción global. Sin embargo, con un Estados Unidos cada vez más agresivo en su política comercial, la administración de Joe Biden y el posible regreso de Donald Trump pueden redirigir el nearshoring hacia un modelo de «American Shoring», que privilegie a empresas estadounidenses en la región.
México está en un punto crucial:
- ¿Se consolidará como un socio estratégico de EE.UU., capitalizando su acceso al mercado estadounidense y sus nuevas capacidades industriales?
- ¿O seguirá siendo un hub manufacturero controlado por la inversión china, aprovechando su mano de obra y ubicación geográfica para abastecer al mundo?
El desafío está en manos del gobierno y el sector empresarial mexicano: invertir en tecnología propia, desarrollar una industria nacional fuerte y definir su papel en la reconfiguración de la economía global.