Ciudad de México.
La guerra comercial que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha desatado con sus aranceles del 25 % a las importaciones mexicanas ya ha comenzado a mostrar sus primeros efectos. Una de las primeras señales de alerta proviene de Nissan, que ha declarado abiertamente que podría trasladar su producción de México a otro país si los aranceles entran en vigor.
«Si se imponen aranceles altos, tendremos que estar listos y quizá podemos trasladar la producción de estos modelos a otro lugar», expresó Makoto Uchida, presidente y director ejecutivo de la firma nipona.
Con 320,000 unidades exportadas anualmente desde México a Estados Unidos, Nissan es uno de los pilares de la industria automotriz mexicana. Su posible salida no solo representa un duro golpe para la economía mexicana, sino que pone en jaque el futuro del Nearshoring, estrategia que había convertido a México en el destino ideal para la manufactura global.
¿Negación o Realidad? La Respuesta de la Presidencia Mexicana
Ante el anuncio de Nissan, la presidenta Claudia Sheinbaum minimizó el impacto, asegurando que la armadora japonesa no se irá de México, ya que la mayoría de su producción está destinada al mercado nacional.
«Perderían el mercado nacional. No creo que se vayan», argumentó Sheinbaum, subrayando además que su Gobierno busca que Nissan produzca en México un modelo híbrido que actualmente solo se fabrica en Japón.
Sin embargo, los datos reflejan otra realidad: las exportaciones de vehículos mexicanos cayeron un 13.74 % interanual en enero, y las armadoras extranjeras han comenzado a evaluar nuevas estrategias para evitar el impacto de los aranceles.
Nissan no es la única empresa que considera trasladar su producción fuera de México. En los últimos meses, gigantes como LG, Samsung, General Motors y Ford han analizado la posibilidad de aumentar sus operaciones en Estados Unidos, lo que plantea una pregunta inquietante:
¿Es este el verdadero plan de Trump?
Desde el inicio de su mandato, el presidente estadounidense ha atacado frontalmente la producción extranjera, insistiendo en que las empresas automotrices deben fabricar en territorio estadounidense. El proteccionismo de Trump, disfrazado de aranceles comerciales, podría estar diseñando un nuevo esquema industrial en el que las grandes corporaciones abandonen México y regresen su producción a suelo estadounidense.
Un Efecto en Cadena: Crisis en la Industria Automotriz
La imposición de aranceles a los vehículos fabricados en México no solo afectará a las empresas, sino también al consumidor final en EE.UU. Un estudio de Benchmark Co. estima que el precio medio de los autos en EE.UU. aumentará en 5,790 dólares, lo que llevaría el costo promedio a 54,500 dólares, un 12 % más que en 2024.
Por otro lado, Nissan enfrenta su propia crisis financiera. Sus beneficios netos cayeron 98.4 % entre abril y diciembre de 2024, lo que ha obligado a la empresa a restructurar su producción global. En este contexto, la incertidumbre provocada por los aranceles podría acelerar una decisión drástica sobre sus operaciones en México.
México: Entre la Negociación y la Incertidumbre
El Gobierno de México ha logrado pausar los aranceles durante un mes mientras continúan las negociaciones con Washington. Sin embargo, la amenaza sigue latente.
Si más empresas deciden seguir los pasos de Nissan y evaluar una salida de México, la estrategia de Nearshoring, que posicionó al país como un centro manufacturero global, podría colapsar en cuestión de meses.
¿Es este el plan oculto de Trump? ¿Convertir el Nearshoring en un simple Shoring, obligando a las empresas extranjeras a fabricar exclusivamente en EE.UU.?
El tiempo lo dirá, pero lo cierto es que México se encuentra en una encrucijada económica sin precedentes. Si la administración de Sheinbaum no logra frenar esta tendencia, el país podría enfrentar una grave desindustrialización y una fuerte caída en la generación de empleo.