Ciudad de México
Las crecientes tensiones comerciales entre las principales economías del mundo, combinadas con políticas arancelarias agresivas y un sistema financiero cada vez más fragmentado, están remodelando el panorama económico global. Así lo advierte el Informe Económico Anual 2025 del Banco de Pagos Internacionales (BPI), presentado durante su Asamblea General, en la que Agustín Carstens cerró su mandato como director general del organismo.
⚠️ Un sistema financiero vulnerable en un mundo más volátil
En palabras de Carstens, “la economía mundial atraviesa una etapa de elevada incertidumbre”, con consecuencias todavía imprecisas sobre la inflación, el crecimiento económico y la credibilidad institucional de los propios bancos centrales.
El informe advierte que los nuevos aranceles impuestos por Estados Unidos, sin precedentes desde hace décadas, han trastocado las expectativas de un aterrizaje suave de la economía global. La reacción de los mercados no se hizo esperar: bolsas en caída, dólar débil frente a un alza de tasas y diferenciales de crédito ampliados, síntomas de una economía sin brújula.
La proyección de crecimiento global para 2025 se ajustó a la baja a 2.7%, mientras que las economías de México, Estados Unidos y Canadá experimentaron una reducción de un punto porcentual en sus expectativas de crecimiento.
🇲🇽 ¿Qué implica esto para México y el norte de América?
Como bien señala el economista jefe del BPI, Hyun Song Shin, “las condiciones financieras hoy se transmiten más rápido que nunca, en un sistema cada vez más integrado pero menos regulado”. En otras palabras, la vulnerabilidad de uno es la fragilidad de todos.
En este escenario, México enfrenta riesgos significativos:
- Fuga de inversiones y reconfiguración del nearshoring, ante políticas comerciales impredecibles.
- Volatilidad cambiaria, con posibles impactos en precios de importaciones y exportaciones.
- Mayor presión inflacionaria, especialmente si los nuevos aranceles encarecen insumos estratégicos como maquinaria, componentes electrónicos y alimentos procesados.
- Tensión fiscal, debido a la falta de margen para implementar políticas contracíclicas.
Peor aún, estas disrupciones llegan en un momento crítico para el país, marcado por reformas legales al vapor, incertidumbre jurídica, sanciones a bancos nacionales y un creciente deterioro en la relación bilateral con Estados Unidos, como lo muestra la reciente inclusión de México en la lista de adversarios estratégicos por parte de la fiscal general de ese país.
📈 ¿Qué deben hacer los empresarios mexicanos?
Frente a este entorno, el mensaje del BPI es claro: la estabilidad de precios y la confianza institucional son pilares innegociables para cualquier economía que aspire al crecimiento sostenible.
Y para el sector privado —especialmente las grandes empresas, las PyMEs integradas en cadenas globales y los inversionistas institucionales—, la clave está en anticiparse, adaptarse y presionar por una ruta estratégica que fortalezca las capacidades internas.
Rutas para enfrentar este nuevo orden económico:
- Diversificación de mercados: reducir la dependencia de exportaciones a Estados Unidos e impulsar nuevos socios comerciales en Asia, Sudamérica y Europa.
- Regionalización inteligente: aprovechar la integración con Canadá para establecer nodos de producción binacionales con reglas más predecibles.
- Inversión en innovación: las empresas con mayor capacidad tecnológica tendrán mejores márgenes de maniobra ante entornos volátiles.
- Reforzar la gobernanza corporativa: los inversionistas valoran modelos empresariales resilientes y éticos, especialmente en contextos de baja confianza institucional.
- Participación activa en política económica: las cámaras empresariales deben jugar un papel protagónico en exigir condiciones estables, fiscales competitivas y certidumbre jurídica.
💬 ¿Hay futuro?
El nuevo director del BPI, Pablo Hernández de Cos, asume el cargo con un mensaje claro: las políticas públicas deben ser la fuerza estabilizadora del sistema global. En México, sin embargo, el rumbo parece contrario: instituciones debilitadas, reformas improvisadas y un vacío en incentivos al sector productivo.
Pero también hay espacio para el optimismo. El potencial geográfico, el bono demográfico y la base industrial mexicana siguen siendo valiosos. Lo que falta es una política económica coherente, una narrativa de certidumbre y una alianza estratégica entre gobierno y empresas.
“La experiencia reciente nos ha recordado que la estabilidad de precios y la fortaleza institucional son la base sobre la que se construye todo lo demás. Sin ellas, no hay futuro previsible, ni inversión posible”, concluyó Agustín Carstens.
📌 En medio de la tormenta global:
México necesita liderazgo empresarial, políticas inteligentes y compromiso con la estabilidad. La transformación económica está en curso, pero el desenlace dependerá de las decisiones que se tomen hoy. Porque en economía, como en los negocios, la confianza lo es todo. CEO, industriales y empresarios en México deben prepararse.